Misa en la Montaña
July 6, 2025 at 9:46 p.m.
Una Misa en la mañana en una iglesia al aire libre enclavada en las ondulantes colinas del bucólico condado de Warren. Navegar por rutas de senderismo y lidiar con las inclemencias del tiempo. Admirando una vista espectacular en la cima del Delaware Water Gap, donde oraron y reflexionaron junto con sus hermanos espirituales de la Diócesis de Trenton.
Estas fueron las experiencias memorables y conmovedoras que conformaron el evento anual de la Misa en la Montaña el 14 de junio. Organizada cada año el sábado del fin de semana del Día del Padre por el Departamento diocesano de Evangelización y Vida Familiar, la Misa en la Montaña, según Josué Arriola, director del departamento, tiene como objetivo facilitar un encuentro personal y una relación con Jesucristo a través de la Eucaristía, la naturaleza y el compañerismo. También busca ayudar a los grupos de hombres de diferentes parroquias a forjar vínculos que fortalezcan sus comunidades de fe.
En el silencio de la naturaleza
“Este evento sirve como un espacio para evangelizar a quienes aman la naturaleza pero no han asistido a misa en mucho tiempo”, dijo Arriola. “También anima a los padres a pasar tiempo de calidad con sus hijos en la naturaleza, momentos que los niños atesorarán y jamás olvidarán”.
Unos 350 hombres y niños, de entre 10 y 74 años, provenientes de todas las zonas de la Diócesis, participaron en la Misa en la Montaña 2025. Su día comenzó a las 7:30 a. m. con la misa celebrada en el Santuario Nacional del Ejército Azul de Nuestra Señora de Fátima, en Asbury, por el Padre Javier Díaz, párroco de la Parroquia Cristo Rey, en Long Branch. Después de la misa, los hombres recorrieron más de 32 kilómetros hasta Delaware Water Gap, donde caminaron hasta el Área Natural de Dunnfield Creek y subieron a la cima del Monte Tammany. Al mediodía, estaban listos para regresar a casa y disfrutar del resto del fin de semana del Día del Padre con sus familias.
Arriola señaló que este fue el primer año que la Misa se celebró en el Santuario del Ejército Azul, una adición al día que describió como "espectacular".
"Todos los hombres sintieron una gran alegría al visitar este lugar sagrado. El ambiente era muy reverente, lo que lo convirtió en una excelente manera de comenzar nuestro viaje a la montaña", dijo.
Hermanos viviendo juntos
Para Nick Petrillo, quien asistía por primera vez, la experiencia le recordó el comienzo del Salmo 133: "¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!".
"Participar en la Misa con otros hombres es diferente a una Misa parroquial 'normal' de una manera difícil de describir", dijo Petrillo, director asociado de ministerios matrimoniales y Planificación Familiar Natural de la Diócesis.
“Creo que es más fácil para los hombres dejar la bravuconería en la puerta y permitirse ser hijos ante el Padre”, dijo.
“Sí, celebramos la Misa, pero es diferente cuando estás allí solo con hombres. La caminata, aunque ardua, es posible, y la camaradería de la hermandad es evidente en todo momento. El ánimo y el apoyo de desconocidos es un testimonio de nuestra fe”, dijo.
La Misa en la Montaña, añadió Petrillo, fue un recordatorio “de que la Iglesia está viva y que hay hombres (jóvenes y mayores) dispuestos a emprender un camino difícil con otros”, dijo. “El evento es una peregrinación y, si bien la ruta y el destino son los mismos para todos, el viaje es único”.
Sergio Guzmán, líder de grupo de la Parroquia Cristo Rey en Long Branch, ha aumentado su aprecio por el evento durante los tres años que lleva participando. Hay muchas alegrías, como fomentar la camaradería y compartir la fe con otros hombres, y algunos desafíos, como las temperaturas cálidas y las exigencias físicas tras perderse ocasionalmente y tener que retroceder.
Los aspectos positivos de la caminata superan con creces los negativos, dijo Guzmán, y lo mejor es "que lo hacemos por Dios".
"Mi religión es muy importante para mí y quiero acercar a más hombres a Dios. La Misa en la Montaña es una forma de hacerlo", dijo Guzmán. Señaló las muchas veces que Jesús se retiraba solo a rezarle a su padre, y "la Misa en la Montaña es un momento en el que podemos orar y tener contacto personal con Dios".
Al anunciar la Misa en la Montaña del próximo año, Arriola dijo que "todos son bienvenidos a participar, sin importar si son padres o no". “Esta es una oportunidad para experimentar a Jesús en la Eucaristía, disfrutar de la naturaleza y conectar con otros hombres”, dijo. “Nos vemos el 20 de junio de 2026”.
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Friday, December 05, 2025
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Una Misa en la mañana en una iglesia al aire libre enclavada en las ondulantes colinas del bucólico condado de Warren. Navegar por rutas de senderismo y lidiar con las inclemencias del tiempo. Admirando una vista espectacular en la cima del Delaware Water Gap, donde oraron y reflexionaron junto con sus hermanos espirituales de la Diócesis de Trenton.
Estas fueron las experiencias memorables y conmovedoras que conformaron el evento anual de la Misa en la Montaña el 14 de junio. Organizada cada año el sábado del fin de semana del Día del Padre por el Departamento diocesano de Evangelización y Vida Familiar, la Misa en la Montaña, según Josué Arriola, director del departamento, tiene como objetivo facilitar un encuentro personal y una relación con Jesucristo a través de la Eucaristía, la naturaleza y el compañerismo. También busca ayudar a los grupos de hombres de diferentes parroquias a forjar vínculos que fortalezcan sus comunidades de fe.
En el silencio de la naturaleza
“Este evento sirve como un espacio para evangelizar a quienes aman la naturaleza pero no han asistido a misa en mucho tiempo”, dijo Arriola. “También anima a los padres a pasar tiempo de calidad con sus hijos en la naturaleza, momentos que los niños atesorarán y jamás olvidarán”.
Unos 350 hombres y niños, de entre 10 y 74 años, provenientes de todas las zonas de la Diócesis, participaron en la Misa en la Montaña 2025. Su día comenzó a las 7:30 a. m. con la misa celebrada en el Santuario Nacional del Ejército Azul de Nuestra Señora de Fátima, en Asbury, por el Padre Javier Díaz, párroco de la Parroquia Cristo Rey, en Long Branch. Después de la misa, los hombres recorrieron más de 32 kilómetros hasta Delaware Water Gap, donde caminaron hasta el Área Natural de Dunnfield Creek y subieron a la cima del Monte Tammany. Al mediodía, estaban listos para regresar a casa y disfrutar del resto del fin de semana del Día del Padre con sus familias.
Arriola señaló que este fue el primer año que la Misa se celebró en el Santuario del Ejército Azul, una adición al día que describió como "espectacular".
"Todos los hombres sintieron una gran alegría al visitar este lugar sagrado. El ambiente era muy reverente, lo que lo convirtió en una excelente manera de comenzar nuestro viaje a la montaña", dijo.
Hermanos viviendo juntos
Para Nick Petrillo, quien asistía por primera vez, la experiencia le recordó el comienzo del Salmo 133: "¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!".
"Participar en la Misa con otros hombres es diferente a una Misa parroquial 'normal' de una manera difícil de describir", dijo Petrillo, director asociado de ministerios matrimoniales y Planificación Familiar Natural de la Diócesis.
“Creo que es más fácil para los hombres dejar la bravuconería en la puerta y permitirse ser hijos ante el Padre”, dijo.
“Sí, celebramos la Misa, pero es diferente cuando estás allí solo con hombres. La caminata, aunque ardua, es posible, y la camaradería de la hermandad es evidente en todo momento. El ánimo y el apoyo de desconocidos es un testimonio de nuestra fe”, dijo.
La Misa en la Montaña, añadió Petrillo, fue un recordatorio “de que la Iglesia está viva y que hay hombres (jóvenes y mayores) dispuestos a emprender un camino difícil con otros”, dijo. “El evento es una peregrinación y, si bien la ruta y el destino son los mismos para todos, el viaje es único”.
Sergio Guzmán, líder de grupo de la Parroquia Cristo Rey en Long Branch, ha aumentado su aprecio por el evento durante los tres años que lleva participando. Hay muchas alegrías, como fomentar la camaradería y compartir la fe con otros hombres, y algunos desafíos, como las temperaturas cálidas y las exigencias físicas tras perderse ocasionalmente y tener que retroceder.
Los aspectos positivos de la caminata superan con creces los negativos, dijo Guzmán, y lo mejor es "que lo hacemos por Dios".
"Mi religión es muy importante para mí y quiero acercar a más hombres a Dios. La Misa en la Montaña es una forma de hacerlo", dijo Guzmán. Señaló las muchas veces que Jesús se retiraba solo a rezarle a su padre, y "la Misa en la Montaña es un momento en el que podemos orar y tener contacto personal con Dios".
Al anunciar la Misa en la Montaña del próximo año, Arriola dijo que "todos son bienvenidos a participar, sin importar si son padres o no". “Esta es una oportunidad para experimentar a Jesús en la Eucaristía, disfrutar de la naturaleza y conectar con otros hombres”, dijo. “Nos vemos el 20 de junio de 2026”.
