María Asunta al Cielo, Llévanos de la Mano
August 13, 2024 at 3:48 p.m.
Cada año celebramos el Día de las Madres el primer Domingo de Mayo. Y ya sea que nuestras mamás estén vivas o fallecidas, nosotros la recordamos de manera especial. Un día al año, sin embargo, no es tiempo suficiente para considerar todo lo que nuestras Madres han hecho por nosotros. Creo que es bastante seguro decir que la mayoría de nosotros pensamos mucho en nuestras mamás más que en un solo día. Lo mismo es cierto para nosotros en la Iglesia Católica. Tenemos muchas celebraciones de María, la Madre de Dios y de nuestra Madre, dos de ellas son tan especiales, tan importantes, tan solemnes que se identifican como días santos de obligación: uno, el 8 de Diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, y el otro el 15 de Agosto, Solemnidad de la Asunción de la Santísima Madre al Cielo. Una de las cosas más importantes de todo lo que la Madre hace por sus hijos es enseñarles sobre la vida y enséñales lo que significa amar. Así es con María, la Madre de Jesús.
El Evangelio de San Lucas cuenta la historia de la visita de la Sagrada Familia a Jerusalén y cómo Jesús se alejó de María y José y se perdió en el templo. Para la mayoría de los niños --- y padres--- esta sería una experiencia aterradora. No para Jesús. Cuando María y José encontraron a Jesús, él estaba sentado con los líderes religiosos y maestros, involucrados en conversaciones y preguntas. Después de una suave “reprimenda” por parte de su madre --- un momento de enseñanza ---San Lucas observa que Jesús volvió a casa con María y José y “creció en sabiduría, estatura y gracia”.
Como Madre suya, María enseñó a Jesús y como Madre de la Iglesia, ella también nos enseña a nosotros. La vida de ella fue una vida de humildad y apertura total a la Palabra de Dios y al Verbo hecho carne. La suya fue una vida de amor incondicional por Dios y por su propio Hijo. La suya fue una vida de discipulado, siguiendo a Jesús hasta el final, para la cruz, donde los dolores de la vida traspasaron su corazón en todos estas cosas nos las enseña ella en la Iglesia y la Iglesia,a la que a menudo nos referimos como nuestra “Santa Madre”, nos enseña a seguir su ejemplo.
La Fiesta Solemne de la Asunción, celebrada en todo el mundo católico el 15 de Agosto, es a la vez fiesta patronal de nuestra Diócesis y nombre de nuestra Catedral. Esta gran fiesta, este día santo, nos recuerda que María fue elevada en cuerpo y alma al cielo para disfrutar de la gloria de Dios con su propio Hijo que había ascendido; debía disfrutar de “la plena y perfecta comunión con Dios”. (Papa Benedicto XVI, Homilía para la Asunción, 15 de Agosto de 2010).”
La Asunción de María es un dogma y doctrina definidos de la Iglesia, para ser creído por todos los fieles. Al definirlo como tal el 1 de Noviembre de 1950, el Papa Pío XII declaró que
La venerada Madre de Dios, desde toda la eternidad unida en un
camino oculto con Jesucristo en una y la misma decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, una virgen perfectísima en su divina maternidad, la noble asociado del divino Redentor que ha ganado un triunfo completo sobre el pecado y sus consecuencias, finalmente obtuvo, como culminación suprema de sus privilegios, que ella debe ser preservada libre de la corrupción de la tumba y que, como su propio Hijo, habiendo vencido muerte, sea llevada en cuerpo y alma a la gloria del Cielo donde, como Reina, se sienta esplendorosa en el diestra de su Hijo, el Rey inmortal de los siglos" (Papa Pío XII, constitución apostólica Munificentissimus Deus, n. 40, 1950).
Eso es lo que enseña la Santa Madre de la Iglesia. Pero ¿qué hacemos? aprender de nuestra Madre María y nuestra Madre la Iglesia acerca de este día? Como Obispo propongo tres cosas.
La vida es una oportunidad para que todos y cada uno de nosotros discernamos y veamos la presencia de Dios en todos sus momentos, incluido lo difícil. Dios está con nosotros. Bienaventurados los que escuchan su palabra y la observan.
La muerte no es simplemente por la corrupción de nuestros cuerpos sino que es la
paso a mayor gloria. Aunque nosotros --- nuestros cuerpos ---no disfrutaremos del mismo privilegio que Jesús en la Ascensión o María en la Asunción, nuestras almas están destinadas a compartir su gloria. Como nos recordó el difunto Papa Benedicto XVI, esta fiesta del La Asunción “significa que Dios conoce y ama a todo el mundo”. Al ser humano, lo que somos. Y Dios acoge en su eternidad lo que se está desarrollando y convirtiéndose ahora, en nuestra vida compuesta de sufrimiento y amor, de esperanza, alegría y tristeza. Todo el hombre, toda su vida, tomada por Dios y purificada en él, recibe eternidad (Papa Benedicto XVI, Homilía para la Asunción,15 de Agosto de 2010).
Finalmente, la Asunción nos permite contar la historia completa, el evangelio completo de que la salvación es para todas las personas de fe, hombres y mujeres, y para toda la persona, en cuerpo y alma.
Nuestro Santo Padre el Papa Francisco ha observado que nuestra Bendita Madre …nos muestra que el Cielo está a nuestro alcance, si nosotros también no cedemos al pecado, si alabamos a Dios con humildad y servimos a los demás con generosidad. Ella, nuestra Madre, nos toma de la mano, nos acompaña hasta gloria, nos invita a alegrarnos al pensar en el cielo (Papa Francisco, Homilía para la Asunción, 15 de Agosto de 2022.).”
Oh María, Reina de la Asunción, continúa llevándonos, tu niños, de la mano, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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Saturday, November 23, 2024
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Cada año celebramos el Día de las Madres el primer Domingo de Mayo. Y ya sea que nuestras mamás estén vivas o fallecidas, nosotros la recordamos de manera especial. Un día al año, sin embargo, no es tiempo suficiente para considerar todo lo que nuestras Madres han hecho por nosotros. Creo que es bastante seguro decir que la mayoría de nosotros pensamos mucho en nuestras mamás más que en un solo día. Lo mismo es cierto para nosotros en la Iglesia Católica. Tenemos muchas celebraciones de María, la Madre de Dios y de nuestra Madre, dos de ellas son tan especiales, tan importantes, tan solemnes que se identifican como días santos de obligación: uno, el 8 de Diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, y el otro el 15 de Agosto, Solemnidad de la Asunción de la Santísima Madre al Cielo. Una de las cosas más importantes de todo lo que la Madre hace por sus hijos es enseñarles sobre la vida y enséñales lo que significa amar. Así es con María, la Madre de Jesús.
El Evangelio de San Lucas cuenta la historia de la visita de la Sagrada Familia a Jerusalén y cómo Jesús se alejó de María y José y se perdió en el templo. Para la mayoría de los niños --- y padres--- esta sería una experiencia aterradora. No para Jesús. Cuando María y José encontraron a Jesús, él estaba sentado con los líderes religiosos y maestros, involucrados en conversaciones y preguntas. Después de una suave “reprimenda” por parte de su madre --- un momento de enseñanza ---San Lucas observa que Jesús volvió a casa con María y José y “creció en sabiduría, estatura y gracia”.
Como Madre suya, María enseñó a Jesús y como Madre de la Iglesia, ella también nos enseña a nosotros. La vida de ella fue una vida de humildad y apertura total a la Palabra de Dios y al Verbo hecho carne. La suya fue una vida de amor incondicional por Dios y por su propio Hijo. La suya fue una vida de discipulado, siguiendo a Jesús hasta el final, para la cruz, donde los dolores de la vida traspasaron su corazón en todos estas cosas nos las enseña ella en la Iglesia y la Iglesia,a la que a menudo nos referimos como nuestra “Santa Madre”, nos enseña a seguir su ejemplo.
La Fiesta Solemne de la Asunción, celebrada en todo el mundo católico el 15 de Agosto, es a la vez fiesta patronal de nuestra Diócesis y nombre de nuestra Catedral. Esta gran fiesta, este día santo, nos recuerda que María fue elevada en cuerpo y alma al cielo para disfrutar de la gloria de Dios con su propio Hijo que había ascendido; debía disfrutar de “la plena y perfecta comunión con Dios”. (Papa Benedicto XVI, Homilía para la Asunción, 15 de Agosto de 2010).”
La Asunción de María es un dogma y doctrina definidos de la Iglesia, para ser creído por todos los fieles. Al definirlo como tal el 1 de Noviembre de 1950, el Papa Pío XII declaró que
La venerada Madre de Dios, desde toda la eternidad unida en un
camino oculto con Jesucristo en una y la misma decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, una virgen perfectísima en su divina maternidad, la noble asociado del divino Redentor que ha ganado un triunfo completo sobre el pecado y sus consecuencias, finalmente obtuvo, como culminación suprema de sus privilegios, que ella debe ser preservada libre de la corrupción de la tumba y que, como su propio Hijo, habiendo vencido muerte, sea llevada en cuerpo y alma a la gloria del Cielo donde, como Reina, se sienta esplendorosa en el diestra de su Hijo, el Rey inmortal de los siglos" (Papa Pío XII, constitución apostólica Munificentissimus Deus, n. 40, 1950).
Eso es lo que enseña la Santa Madre de la Iglesia. Pero ¿qué hacemos? aprender de nuestra Madre María y nuestra Madre la Iglesia acerca de este día? Como Obispo propongo tres cosas.
La vida es una oportunidad para que todos y cada uno de nosotros discernamos y veamos la presencia de Dios en todos sus momentos, incluido lo difícil. Dios está con nosotros. Bienaventurados los que escuchan su palabra y la observan.
La muerte no es simplemente por la corrupción de nuestros cuerpos sino que es la
paso a mayor gloria. Aunque nosotros --- nuestros cuerpos ---no disfrutaremos del mismo privilegio que Jesús en la Ascensión o María en la Asunción, nuestras almas están destinadas a compartir su gloria. Como nos recordó el difunto Papa Benedicto XVI, esta fiesta del La Asunción “significa que Dios conoce y ama a todo el mundo”. Al ser humano, lo que somos. Y Dios acoge en su eternidad lo que se está desarrollando y convirtiéndose ahora, en nuestra vida compuesta de sufrimiento y amor, de esperanza, alegría y tristeza. Todo el hombre, toda su vida, tomada por Dios y purificada en él, recibe eternidad (Papa Benedicto XVI, Homilía para la Asunción,15 de Agosto de 2010).
Finalmente, la Asunción nos permite contar la historia completa, el evangelio completo de que la salvación es para todas las personas de fe, hombres y mujeres, y para toda la persona, en cuerpo y alma.
Nuestro Santo Padre el Papa Francisco ha observado que nuestra Bendita Madre …nos muestra que el Cielo está a nuestro alcance, si nosotros también no cedemos al pecado, si alabamos a Dios con humildad y servimos a los demás con generosidad. Ella, nuestra Madre, nos toma de la mano, nos acompaña hasta gloria, nos invita a alegrarnos al pensar en el cielo (Papa Francisco, Homilía para la Asunción, 15 de Agosto de 2022.).”
Oh María, Reina de la Asunción, continúa llevándonos, tu niños, de la mano, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.