“Por los días que han pasado”
January 2, 2020 at 8:29 p.m.
Estoy de la edad ya en que la Víspera del Año Nuevo me encuentra en casa en el sillón, comiendo bocadillos y esperando que bajara la bola en Nueva York para poder ir a la cama. Escuché docenas de versiones del canto familiar “auld lang syne” toda la noche y me puse a preguntar qué significará la letra de esa canción.
Al investigarlo un poco, me enteré de que empezó como un poema escrito por poeta escocés Robert Burns en el 1788 y luego alguien lo juntó con la música de un canto folclórico de origen desconocido. Se puede traducir “auld lang syne” a “Por los días que han pasado”.
La curiosidad me ganó y tuve que investigar la canción más. Encontré una segunda estrofa hermosa:
Mi corazón está encantado con alegría,
Cuando pienso en ti;
Todo luto y tristeza se huye,
Y velozmente vuelan;
La semejanza brillante de tu rostro,
Llena este corazón mío tanto,
Que fuerza ni destino me pueden disgustar,
Los días que han pasado.
Y, extrañamente, la canción empieza tener más sentido mientras se canta el refrán:
Por los días que han pasado, mi querido;
Por los días que han pasado;
Tomaremos una copa de bondad todavía,
¡En nombre de los días que han pasado!
¡La canción realmente encapsula la ocasión! La Víspera del Año Nuevo es todo un hito, un tiempo cuando “lo que ha sido” se convierte en “lo que será”. La canción y la ocasión celebran – tal vez con algo de emoción, sentimiento y melancolía – todo lo que nos ha pasado y aquellas personas que formaron parte durante el año pasado además que la promesa y la esperanza que quedan por delante en el año nuevo.
Litúrgica y teológicamente hemos celebrado el nacimiento de Cristo en Belén y las profecías que nos llevaron a él. Ahora, comenzamos a celebrar la vida entera de Cristo y su influencia en nuestras vidas y las posibilidades que aun no se nos revelan. ¡Es un momento perfecto para resoluciones!
En lugar de simplemente bajar unas libras, aunque eso sea necesario y bueno para algunos de nosotros (¡especialmente para mí!), quizás debemos considerar dejar el peso de unas cosas pesadas que llevamos que nos separan de Dios y nuestro prójimo. Además de dejar de fumar, aunque eso sea una resolución necesaria y buena, a lo mejor también debemos comprometernos a vivir una vida sólida y no tan disperso como el humo, no ignorando ni negando actuar con una fe profunda y un amor verdaderamente cristiano. En lugar de solamente tomar un poco menos alcohol o comer más comida saludable, aunque eso sea necesario y bueno para nosotros, tal vez debemos buscar comulgar más frecuentemente y con mayor devoción el Cuerpo y la Sangre de Cristo que es la comida y la bebida de la vida eterna. En lugar de ahorrar más dinero e ingresos, aunque eso sea necesario y bueno para nosotros, a lo mejor debemos considerar compartir más de lo que tenemos o invertir en algo que nos llevaría a una forma de riqueza personal diferente y más duradera.
En lugar de solo vivir “cualquier otra Víspera del Año Nuevo” o solo otra “auld lang syne”, quizás podemos convertir la segunda estrofa de la canción en una oración al Señor Jesucristo, la Palabra hecha en Carne: “Mi corazón está encantado con alegría, Cuando pienso en ti… La semejanza brillante de tu rostro llena este corazón mío tanto”. Que “los días que han pasado” de Cristo siempre sean para nosotros en la Diócesis de Trenton el preludio a nuestros momentos actuales y todos los días que nos quedan por delante en el Señor. ¡Feliz Año Nuevo!
El reverendísimo David M. O’Connell, C.M.
Obispo de Trenton
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Estoy de la edad ya en que la Víspera del Año Nuevo me encuentra en casa en el sillón, comiendo bocadillos y esperando que bajara la bola en Nueva York para poder ir a la cama. Escuché docenas de versiones del canto familiar “auld lang syne” toda la noche y me puse a preguntar qué significará la letra de esa canción.
Al investigarlo un poco, me enteré de que empezó como un poema escrito por poeta escocés Robert Burns en el 1788 y luego alguien lo juntó con la música de un canto folclórico de origen desconocido. Se puede traducir “auld lang syne” a “Por los días que han pasado”.
La curiosidad me ganó y tuve que investigar la canción más. Encontré una segunda estrofa hermosa:
Mi corazón está encantado con alegría,
Cuando pienso en ti;
Todo luto y tristeza se huye,
Y velozmente vuelan;
La semejanza brillante de tu rostro,
Llena este corazón mío tanto,
Que fuerza ni destino me pueden disgustar,
Los días que han pasado.
Y, extrañamente, la canción empieza tener más sentido mientras se canta el refrán:
Por los días que han pasado, mi querido;
Por los días que han pasado;
Tomaremos una copa de bondad todavía,
¡En nombre de los días que han pasado!
¡La canción realmente encapsula la ocasión! La Víspera del Año Nuevo es todo un hito, un tiempo cuando “lo que ha sido” se convierte en “lo que será”. La canción y la ocasión celebran – tal vez con algo de emoción, sentimiento y melancolía – todo lo que nos ha pasado y aquellas personas que formaron parte durante el año pasado además que la promesa y la esperanza que quedan por delante en el año nuevo.
Litúrgica y teológicamente hemos celebrado el nacimiento de Cristo en Belén y las profecías que nos llevaron a él. Ahora, comenzamos a celebrar la vida entera de Cristo y su influencia en nuestras vidas y las posibilidades que aun no se nos revelan. ¡Es un momento perfecto para resoluciones!
En lugar de simplemente bajar unas libras, aunque eso sea necesario y bueno para algunos de nosotros (¡especialmente para mí!), quizás debemos considerar dejar el peso de unas cosas pesadas que llevamos que nos separan de Dios y nuestro prójimo. Además de dejar de fumar, aunque eso sea una resolución necesaria y buena, a lo mejor también debemos comprometernos a vivir una vida sólida y no tan disperso como el humo, no ignorando ni negando actuar con una fe profunda y un amor verdaderamente cristiano. En lugar de solamente tomar un poco menos alcohol o comer más comida saludable, aunque eso sea necesario y bueno para nosotros, tal vez debemos buscar comulgar más frecuentemente y con mayor devoción el Cuerpo y la Sangre de Cristo que es la comida y la bebida de la vida eterna. En lugar de ahorrar más dinero e ingresos, aunque eso sea necesario y bueno para nosotros, a lo mejor debemos considerar compartir más de lo que tenemos o invertir en algo que nos llevaría a una forma de riqueza personal diferente y más duradera.
En lugar de solo vivir “cualquier otra Víspera del Año Nuevo” o solo otra “auld lang syne”, quizás podemos convertir la segunda estrofa de la canción en una oración al Señor Jesucristo, la Palabra hecha en Carne: “Mi corazón está encantado con alegría, Cuando pienso en ti… La semejanza brillante de tu rostro llena este corazón mío tanto”. Que “los días que han pasado” de Cristo siempre sean para nosotros en la Diócesis de Trenton el preludio a nuestros momentos actuales y todos los días que nos quedan por delante en el Señor. ¡Feliz Año Nuevo!
El reverendísimo David M. O’Connell, C.M.
Obispo de Trenton