Se ilumina la enseñanza de la Iglesia sobre fertilidad, familia durante la Semana de Planificación Familiar Natural
July 29, 2019 at 12:37 p.m.
“Ser co-creadores con Dios es el mayor don del matrimonio”.
Eso dice Peg Hensler, directora asociada diocesana para el ministerio matrimonial y la Planificación Familiar Natural (NFP por sus cifras en inglés), al reflexionar sobre la Semana de Planificación familiar Natural, del 21 al 27 de julio.
“NFP permite que las parejas vivan una vida moral”, dijo Hensler. “Ofrece a parejas cada oportunidad para escoger correctamente y vivir según la enseñanza de la Iglesia”.
La Planificación Familiar Natural facilita a las parejas lograr o evitar el embarazo a través de observar las señales y síntomas naturales en las fases de fertilidad del ciclo menstrual de la mujer. No se usa ninguna droga, aparato ni procedimiento cirujano para evitar el embarazo.
“Realmente ahora es el momento perfecto para que la Iglesia, con tantos avances médicos, responde a las necesidades de parejas que buscan métodos anti-contraceptivos que no tienen efectos secundarios – métodos que no usan esteroides ni hormonas”, dijo Hensler.
Entre los avances está la Tecnología Procreativa Natural (NaPro por sus cifras en inglés), una ciencia sobre la salud de la mujer que monitorea y sigue la salud productiva y ginecológica de mujeres, y el modelo de la planificación familiar natural de Creighton que sigue la fertilidad durante el ciclo menstrual de la mujer. Ambos pueden ayudar a identificar las razones fundamentales de la infertilidad.
“NFP has posible afrontar las preocupaciones de la salud, y con la tecnología de NaPro, podemos alcanzar la causa principal de la infertilidad para que no tengamos que utilizar la tecnología reproductiva, que moralmente es problemático”, dijo Hensler.
Se aclara más este punto en la “Carta de los Derechos de la Familia” del Santo Sede que declara que “La vida humana debe ser respetada y protegida absolutamente desde el momento de la concepción” (Artículo 4). Esto no solamente aclara que el aborto y los anticonceptivos están en contra de la enseñanza de la Iglesia, sino también que respetar la dignidad de una persona significa excluir “toda manipulación experimental o explotación del embrión humano”.
‘Amar, naturalmente’
La Semana de Planificación Familiar Natural este año, patrocinada por la Conferencia Episcopal de los EE.UU., tiene como su tema: “¡Amar, naturalmente! Cooperando con el diseño de Dios para el amor matrimonial”.
“Yo sé que en la cultura del día de hoy es difícil confiar en métodos naturales para la planificación familiar”, dijo Hensler. “Hace falta la disciplina; no es fácil. Nada que realmente vale la pena en el matrimonio es fácil”.
Sin embargo, las parejas que intentan y fallan con NFP pueden dirigirse a Dios para seguir intentando más fuertemente a través del Sacramento de Reconciliación, estresó Hensler.
“No podemos mirar todo esto como ‘todo o nada’ y decir ‘voy a seguir NFP todo el tiempo o no lo voy a seguir para nada’”, dijo ella. “Somos peregrinos en camino; vamos a fallar. Pero si fallamos, hay que intentar de nuevo porque cuando intentamos, hace una gran diferencia en el matrimonio”.
La contracepción es un obstáculo a la gracia sacramental, ella estresó, porque el acto sexual tiene una doble razón que nunca se debe separar – unirse como una pareja y estar dispuestos a concebir un niño.
Los contraceptivos, dijo Hensler, pueden crear obstáculos físicos y emocionales. “Cuando no nos enfocamos en Cristo y nos sumergimos en nuestra propia humanidad, no confiamos en estos dones hermosos que nos ha dado”.
De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica llama a las parejas a ser dispuestas a la fertilidad diciendo, “Por su naturaleza misma, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y a la educación de la prole y con ellas son coronados como su culminación" (1652).
Hensler reconoce que las parejas quieren aceptar la paternidad responsablemente, comentando que a veces las parejas no están preparadas físicamente, psicológicamente, económicamente para criar a un hijo. En esa situación entra NFP como clave.
“Con este ciclo y las síntomas reconocibles [de la fertilidad], las parejas tienen la capacidad de determinar por gran parte la planificación familiar”, dijo. “Sin embargo, tienen que confiar en Dios también y responder como “Si Dios nos dé un hijo, entonces nosotros lo aceptaremos porque reconocemos que es un don de Dios”.
Asuntos morales
La Planificación Familiar Natural es un tema sensible y emocional, reconoció Hensler, especialmente para las parejas que quieren hijos y no pueden concebir o por ellas que quieren empezar una familia cuando ya son mayores de edad cuando la fertilidad se ha disminuido. Es importante, dijo Hensler, que las parejas piensen en el plan que Dios tiene en sus vidas y no buscar métodos alternativos que están en contra la enseñanza eclesial, como la fertilización en vitro.
“Tener a un hijo no es ningún derecho fundamental – los hijos son dones puros de Dios”, dijo ella. “Cuando nosotros quitamos al hijo del proceso de generar la vida por el amor, se convierte en una mercancía. Lo mejor por el hijo ya no es la prioridad y, en su lugar, la prioridad se convierte en lo que conviene a la pareja – o a veces al individuo. Se convierte en una mentalidad de consumo. Ya no tiene que ver con la mentalidad de que los hijos son dones.
“Cuando empezamos a pensar que tenemos derecho a un hijo, es cuando empezamos a creer que tenemos todas las respuestas y no estamos confiando que Dios nos guía”, dijo Hensler.
El tema no es nada fácil, estresó Hensler.
“Hay muchos padres y madres católicos maravillosos que tienen hijos concebidos en vitro. Ellos están amados por Dios totalmente iguales que los demás. Dios los ve de la misma manera. Pero las maneras de concebirlos no son lo mismo y no podemos pretender que lo son”, dijo Hensler, refiriéndose al Catecismo.
Dice que “Sin embargo, los esposos a los que Dios no ha concedido tener hijos pueden llevar una vida conyugal plena de sentido, humana y cristianamente. Su matrimonio puede irradiar una fecundidad de caridad, de acogida y de sacrificio” (1654).
Hensler subrayó ese punto y dijo, “Se los ven los frutos del matrimonio de muchas maneras”.
A pesar de que la Semana de Planificación Familiar Natural sea un momento apartado para prestar mayor atención al tema, Hensler comentó que hay recursos numerosos para aprender de NFP durante todo el año. La Diócesis de Trenton ofrece un libro de recursos en la página web en el enlace, https://dioceseoftrenton.org/nfp-awareness, que tiene información para parroquias, parejas y familias. También incluye información sobre un currículo escolar adecuado para edades apropiadas. “No puede ser que la primera vez que la pareja se entere de NFP sea mientras se preparan para casarse en la Iglesia”.
Además del material diocesano, recursos como pósteres, liturgias y oraciones, testimonios de parejas y enseñanzas eclesiales están disponibles en la página web de la Conferencia Episcopal de los EE.UU. al usccb.org.
“Intenten estos métodos naturales”, dijo Hensler. “Vayan y asistan una clase. Mientras empiezan a hacerse disponibles a Dios, uno se hace más consciente de lo que se le llama a hacer y ser”.
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“Ser co-creadores con Dios es el mayor don del matrimonio”.
Eso dice Peg Hensler, directora asociada diocesana para el ministerio matrimonial y la Planificación Familiar Natural (NFP por sus cifras en inglés), al reflexionar sobre la Semana de Planificación familiar Natural, del 21 al 27 de julio.
“NFP permite que las parejas vivan una vida moral”, dijo Hensler. “Ofrece a parejas cada oportunidad para escoger correctamente y vivir según la enseñanza de la Iglesia”.
La Planificación Familiar Natural facilita a las parejas lograr o evitar el embarazo a través de observar las señales y síntomas naturales en las fases de fertilidad del ciclo menstrual de la mujer. No se usa ninguna droga, aparato ni procedimiento cirujano para evitar el embarazo.
“Realmente ahora es el momento perfecto para que la Iglesia, con tantos avances médicos, responde a las necesidades de parejas que buscan métodos anti-contraceptivos que no tienen efectos secundarios – métodos que no usan esteroides ni hormonas”, dijo Hensler.
Entre los avances está la Tecnología Procreativa Natural (NaPro por sus cifras en inglés), una ciencia sobre la salud de la mujer que monitorea y sigue la salud productiva y ginecológica de mujeres, y el modelo de la planificación familiar natural de Creighton que sigue la fertilidad durante el ciclo menstrual de la mujer. Ambos pueden ayudar a identificar las razones fundamentales de la infertilidad.
“NFP has posible afrontar las preocupaciones de la salud, y con la tecnología de NaPro, podemos alcanzar la causa principal de la infertilidad para que no tengamos que utilizar la tecnología reproductiva, que moralmente es problemático”, dijo Hensler.
Se aclara más este punto en la “Carta de los Derechos de la Familia” del Santo Sede que declara que “La vida humana debe ser respetada y protegida absolutamente desde el momento de la concepción” (Artículo 4). Esto no solamente aclara que el aborto y los anticonceptivos están en contra de la enseñanza de la Iglesia, sino también que respetar la dignidad de una persona significa excluir “toda manipulación experimental o explotación del embrión humano”.
‘Amar, naturalmente’
La Semana de Planificación Familiar Natural este año, patrocinada por la Conferencia Episcopal de los EE.UU., tiene como su tema: “¡Amar, naturalmente! Cooperando con el diseño de Dios para el amor matrimonial”.
“Yo sé que en la cultura del día de hoy es difícil confiar en métodos naturales para la planificación familiar”, dijo Hensler. “Hace falta la disciplina; no es fácil. Nada que realmente vale la pena en el matrimonio es fácil”.
Sin embargo, las parejas que intentan y fallan con NFP pueden dirigirse a Dios para seguir intentando más fuertemente a través del Sacramento de Reconciliación, estresó Hensler.
“No podemos mirar todo esto como ‘todo o nada’ y decir ‘voy a seguir NFP todo el tiempo o no lo voy a seguir para nada’”, dijo ella. “Somos peregrinos en camino; vamos a fallar. Pero si fallamos, hay que intentar de nuevo porque cuando intentamos, hace una gran diferencia en el matrimonio”.
La contracepción es un obstáculo a la gracia sacramental, ella estresó, porque el acto sexual tiene una doble razón que nunca se debe separar – unirse como una pareja y estar dispuestos a concebir un niño.
Los contraceptivos, dijo Hensler, pueden crear obstáculos físicos y emocionales. “Cuando no nos enfocamos en Cristo y nos sumergimos en nuestra propia humanidad, no confiamos en estos dones hermosos que nos ha dado”.
De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica llama a las parejas a ser dispuestas a la fertilidad diciendo, “Por su naturaleza misma, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y a la educación de la prole y con ellas son coronados como su culminación" (1652).
Hensler reconoce que las parejas quieren aceptar la paternidad responsablemente, comentando que a veces las parejas no están preparadas físicamente, psicológicamente, económicamente para criar a un hijo. En esa situación entra NFP como clave.
“Con este ciclo y las síntomas reconocibles [de la fertilidad], las parejas tienen la capacidad de determinar por gran parte la planificación familiar”, dijo. “Sin embargo, tienen que confiar en Dios también y responder como “Si Dios nos dé un hijo, entonces nosotros lo aceptaremos porque reconocemos que es un don de Dios”.
Asuntos morales
La Planificación Familiar Natural es un tema sensible y emocional, reconoció Hensler, especialmente para las parejas que quieren hijos y no pueden concebir o por ellas que quieren empezar una familia cuando ya son mayores de edad cuando la fertilidad se ha disminuido. Es importante, dijo Hensler, que las parejas piensen en el plan que Dios tiene en sus vidas y no buscar métodos alternativos que están en contra la enseñanza eclesial, como la fertilización en vitro.
“Tener a un hijo no es ningún derecho fundamental – los hijos son dones puros de Dios”, dijo ella. “Cuando nosotros quitamos al hijo del proceso de generar la vida por el amor, se convierte en una mercancía. Lo mejor por el hijo ya no es la prioridad y, en su lugar, la prioridad se convierte en lo que conviene a la pareja – o a veces al individuo. Se convierte en una mentalidad de consumo. Ya no tiene que ver con la mentalidad de que los hijos son dones.
“Cuando empezamos a pensar que tenemos derecho a un hijo, es cuando empezamos a creer que tenemos todas las respuestas y no estamos confiando que Dios nos guía”, dijo Hensler.
El tema no es nada fácil, estresó Hensler.
“Hay muchos padres y madres católicos maravillosos que tienen hijos concebidos en vitro. Ellos están amados por Dios totalmente iguales que los demás. Dios los ve de la misma manera. Pero las maneras de concebirlos no son lo mismo y no podemos pretender que lo son”, dijo Hensler, refiriéndose al Catecismo.
Dice que “Sin embargo, los esposos a los que Dios no ha concedido tener hijos pueden llevar una vida conyugal plena de sentido, humana y cristianamente. Su matrimonio puede irradiar una fecundidad de caridad, de acogida y de sacrificio” (1654).
Hensler subrayó ese punto y dijo, “Se los ven los frutos del matrimonio de muchas maneras”.
A pesar de que la Semana de Planificación Familiar Natural sea un momento apartado para prestar mayor atención al tema, Hensler comentó que hay recursos numerosos para aprender de NFP durante todo el año. La Diócesis de Trenton ofrece un libro de recursos en la página web en el enlace, https://dioceseoftrenton.org/nfp-awareness, que tiene información para parroquias, parejas y familias. También incluye información sobre un currículo escolar adecuado para edades apropiadas. “No puede ser que la primera vez que la pareja se entere de NFP sea mientras se preparan para casarse en la Iglesia”.
Además del material diocesano, recursos como pósteres, liturgias y oraciones, testimonios de parejas y enseñanzas eclesiales están disponibles en la página web de la Conferencia Episcopal de los EE.UU. al usccb.org.
“Intenten estos métodos naturales”, dijo Hensler. “Vayan y asistan una clase. Mientras empiezan a hacerse disponibles a Dios, uno se hace más consciente de lo que se le llama a hacer y ser”.
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