Algunas Reflexiones sobre las Enfermedades Mentales

September 10, 2025 at 2:02 p.m.
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Por Obispo David M. O'Connell, C.M.

A lo largo de mis años de ministerio sacerdotal, he compartido con innumerables personas y familias —feligreses, clérigos y otros— que me han confiado sus luchas más personales. He escuchado historias de depresión, ansiedad, adicción y una amplia gama de problemas de salud mental.


Estas cargas a menudo se llevan en silencio, ocultas tras sonrisas, enmascaradas por vidas ajetreadas y, a veces, incomprendidas, incluso por nuestros seres queridos.


Hoy les escribo no solo como obispo, sino como compañero de viaje en el camino de la fe. Quiero decir esto con claridad y profunda compasión:


No estás solo.

 

Hablemos con honestidad:

  • La enfermedad mental no es un fracaso moral.
  • La adicción no es señal de una fe débil.
  • La depresión no es ingratitud.
  • La ansiedad no es desesperanza.

Estas son experiencias profundamente humanas: complejas, dolorosas y reales. Pero nunca están fuera del alcance del amor sanador de Dios. De hecho, estos momentos nos llaman a ser portadores de ese amor mutuo.


Aunque no soy profesional médico, he atendido a muchas personas cuyo sufrimiento va mucho más allá de lo que la atención pastoral ordinaria puede abordar. Su dolor nos recuerda que las enfermedades mentales son más comunes de lo que creemos y que la Iglesia debe ser un espacio de compasión, comprensión y apoyo incondicional.

 

El alcance del desafío

Según el Instituto Nacional de Salud Mental (nimh.nih.gov), más de 59 millones de adultos en Estados Unidos (aproximadamente uno de cada cinco) viven con una enfermedad mental. Uno de cada veinte enfrenta enfermedades lo suficientemente graves como para interferir con la vida diaria. Entre los jóvenes, según la Alianza Nacional para la Salud Mental (nami.org), las cifras son aún más alarmantes: uno de cada seis niños (de 6 a 17 años) padece un trastorno de salud mental anualmente, y más del 36 % de los adultos jóvenes (de 18 a 25 años) padecen algún tipo de enfermedad mental.


Aquí en Nueva Jersey, la tendencia refleja el panorama nacional. Más de 1.3 millones de adultos en nuestro estado viven con enfermedades mentales, y más de 360,000 enfrentan afecciones graves.


No son solo números. Son nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros feligreses, y quizás incluso nosotros mismos.


Comprensión de las enfermedades mentales

Las enfermedades mentales no son simplemente un período de tristeza o estrés. Al igual que la diabetes o las enfermedades cardíacas, son una afección médica que afecta el cerebro y el comportamiento. Las formas comunes incluyen:


  • Depresión
  • Trastornos de ansiedad
  • Trastorno bipolar
  • Esquizofrenia
  • Trastornos alimentarios
  • Adicción a sustancias


Pueden, y a menudo lo hacen, afectar la vida cotidiana, las relaciones y el bienestar de la persona. Suelen desarrollarse gradualmente y pueden pasar desapercibidas. Pero la consciencia es el primer paso hacia la sanación.

 

Señales a tener en cuenta en usted mismo:

  • Tristeza, irritabilidad o entumecimiento emocional persistentes
  • Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba
  • Cambios en el sueño o el apetito
  • Fatiga constante o baja energía
  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
  • Sentimiento de desesperanza o inutilidad
  • Mayor dependencia del alcohol o sustancias


En otros:

  • Retraimiento de la vida social o las relaciones
  • Cambios repentinos de humor o cambios de comportamiento
  • Disminución del rendimiento laboral o escolar
  • Dolores físicos frecuentes e inexplicables
  • Expresiones de desesperación
  • Aumento del estrés o miedo


En niños y adolescentes:

  • Preocupación excesiva, miedo o ansiedad por separación
  • Berrinches o agresividad frecuentes
  • Aislamiento de amigos, juegos o familia
  • Disminución del rendimiento escolar
  • Pesadillas o trastornos del sueño
  • Hiperactividad o impulsividad
  • Dolores de cabeza o de estómago sin causa aparente

 

En adultos jóvenes (18-25):

  • Tristeza o entumecimiento persistente
  • Cambios bruscos de humor o irritabilidad
  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
  • Descuido de responsabilidades o higiene personal
  • Conductas de riesgo o consumo de sustancias
  • Aislamiento o abstinencia
  • Publicaciones alarmantes o crípticas en redes sociales


Si reconoce estas señales en usted o en un ser querido, no las ignore. Su presencia, compasión y ánimo pueden ser el salvavidas que alguien necesita.

 

¿Qué podemos hacer?

  • Hablemos de ello. El silencio genera vergüenza. La conversación trae luz.
  • Busquemos guía espiritual. Hablemos con un sacerdote o un líder pastoral de confianza.
  • Busquemos ayuda profesional. Los terapeutas, consejeros y médicos son compañeros esenciales en el camino.
  • Practiquemos la empatía. La sanación lleva tiempo. Tengamos paciencia.
  • Ofrezcamos ayuda con delicadeza. Incluso los pequeños actos de bondad pueden tener un gran significado.


Una Iglesia que camina con el sufrimiento

Nuestros sacerdotes, agentes pastorales, maestros de escuelas católicas, catequistas y líderes parroquiales a menudo se encuentran con personas que luchan en silencio con enfermedades mentales. Estos momentos pueden ser bendiciones disfrazadas – oportunidades de gracia, misericordia y sanación.

Nosotros, como Iglesia, estamos llamados a ser un "santuario de esperanza". Un lugar donde:


  • Nadie sufre en silencio
  • La enfermedad mental se afronta con compasión y dignidad
  • La sanación espiritual y emocional se nutren juntas


Que nuestras parroquias, escuelas y ministerios reflejan siempre el corazón de Cristo, quien caminó con los quebrantados, levantó a los cansados y nunca rechazó a los necesitados.


Caminemos juntos con esperanza, con el corazón abierto y un profundo compromiso de amarnos, especialmente en nuestros momentos más vulnerables.

  • Dios de amor,
  • En nuestros momentos de oscuridad, cuando el peso parece insoportable y el camino es incierto, recuérdanos que caminas a nuestro lado. Sana a los quebrantados y agobiados, levanta a los cansados y da valor a los afligidos y temerosos. Que nuestra Iglesia sea una luz en la sombra, un lugar de paz y un testimonio de esperanza en tu infinita misericordia.
  • Amén.


Si usted o alguien que conoce necesita ayuda con una enfermedad mental, existen recursos y profesionales de confianza a los que puede contactar:

 

Emergencia (Peligro Inmediato)

  • Llame al 911: si alguien se encuentra en peligro inmediato o sufre una crisis de salud mental que podría causarle daño, llame a los servicios de emergencia.
  • Crisis de Salud Mental Línea de Ayuda para Suicidios y Crisis 988 (disponible 24/7) Llame o envíe un mensaje de texto al: 988

 

Apoyo de Salud Mental para Casos que No Son de Emergencia Línea de Ayuda 

  • Caridades Católicas, Diócesis de Trenton: 800-360-7711. Ofrece una amplia gama de servicios ambulatorios de salud mental, incluyendo para niños, adolescentes y adultos.


  • Información y Referencias de Salud Mental de la División de Servicios de Salud Mental y Adicciones de Nueva Jersey, (800) 382-6717

 

  • NJ MentalHealthCares: llame gratis al 866-202-HELP (4357). Las personas sordas pueden acceder a la línea de ayuda a través del 711 NJ Relay. www.njmentalhealthcares.org


  • NAMI (Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales) Llame al: 1-800-950-NAMI (6264) (lunes a viernes, de 10:00 a. m. a 10:00 p. m., hora del este)




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Estas cargas a menudo se llevan en silencio, ocultas tras sonrisas, enmascaradas por vidas ajetreadas y, a veces, incomprendidas, incluso por nuestros seres queridos.


Hoy les escribo no solo como obispo, sino como compañero de viaje en el camino de la fe. Quiero decir esto con claridad y profunda compasión:


No estás solo.

 

Hablemos con honestidad:

  • La enfermedad mental no es un fracaso moral.
  • La adicción no es señal de una fe débil.
  • La depresión no es ingratitud.
  • La ansiedad no es desesperanza.

Estas son experiencias profundamente humanas: complejas, dolorosas y reales. Pero nunca están fuera del alcance del amor sanador de Dios. De hecho, estos momentos nos llaman a ser portadores de ese amor mutuo.


Aunque no soy profesional médico, he atendido a muchas personas cuyo sufrimiento va mucho más allá de lo que la atención pastoral ordinaria puede abordar. Su dolor nos recuerda que las enfermedades mentales son más comunes de lo que creemos y que la Iglesia debe ser un espacio de compasión, comprensión y apoyo incondicional.

 

El alcance del desafío

Según el Instituto Nacional de Salud Mental (nimh.nih.gov), más de 59 millones de adultos en Estados Unidos (aproximadamente uno de cada cinco) viven con una enfermedad mental. Uno de cada veinte enfrenta enfermedades lo suficientemente graves como para interferir con la vida diaria. Entre los jóvenes, según la Alianza Nacional para la Salud Mental (nami.org), las cifras son aún más alarmantes: uno de cada seis niños (de 6 a 17 años) padece un trastorno de salud mental anualmente, y más del 36 % de los adultos jóvenes (de 18 a 25 años) padecen algún tipo de enfermedad mental.


Aquí en Nueva Jersey, la tendencia refleja el panorama nacional. Más de 1.3 millones de adultos en nuestro estado viven con enfermedades mentales, y más de 360,000 enfrentan afecciones graves.


No son solo números. Son nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros feligreses, y quizás incluso nosotros mismos.


Comprensión de las enfermedades mentales

Las enfermedades mentales no son simplemente un período de tristeza o estrés. Al igual que la diabetes o las enfermedades cardíacas, son una afección médica que afecta el cerebro y el comportamiento. Las formas comunes incluyen:


  • Depresión
  • Trastornos de ansiedad
  • Trastorno bipolar
  • Esquizofrenia
  • Trastornos alimentarios
  • Adicción a sustancias


Pueden, y a menudo lo hacen, afectar la vida cotidiana, las relaciones y el bienestar de la persona. Suelen desarrollarse gradualmente y pueden pasar desapercibidas. Pero la consciencia es el primer paso hacia la sanación.

 

Señales a tener en cuenta en usted mismo:

  • Tristeza, irritabilidad o entumecimiento emocional persistentes
  • Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba
  • Cambios en el sueño o el apetito
  • Fatiga constante o baja energía
  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
  • Sentimiento de desesperanza o inutilidad
  • Mayor dependencia del alcohol o sustancias


En otros:

  • Retraimiento de la vida social o las relaciones
  • Cambios repentinos de humor o cambios de comportamiento
  • Disminución del rendimiento laboral o escolar
  • Dolores físicos frecuentes e inexplicables
  • Expresiones de desesperación
  • Aumento del estrés o miedo


En niños y adolescentes:

  • Preocupación excesiva, miedo o ansiedad por separación
  • Berrinches o agresividad frecuentes
  • Aislamiento de amigos, juegos o familia
  • Disminución del rendimiento escolar
  • Pesadillas o trastornos del sueño
  • Hiperactividad o impulsividad
  • Dolores de cabeza o de estómago sin causa aparente

 

En adultos jóvenes (18-25):

  • Tristeza o entumecimiento persistente
  • Cambios bruscos de humor o irritabilidad
  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
  • Descuido de responsabilidades o higiene personal
  • Conductas de riesgo o consumo de sustancias
  • Aislamiento o abstinencia
  • Publicaciones alarmantes o crípticas en redes sociales


Si reconoce estas señales en usted o en un ser querido, no las ignore. Su presencia, compasión y ánimo pueden ser el salvavidas que alguien necesita.

 

¿Qué podemos hacer?

  • Hablemos de ello. El silencio genera vergüenza. La conversación trae luz.
  • Busquemos guía espiritual. Hablemos con un sacerdote o un líder pastoral de confianza.
  • Busquemos ayuda profesional. Los terapeutas, consejeros y médicos son compañeros esenciales en el camino.
  • Practiquemos la empatía. La sanación lleva tiempo. Tengamos paciencia.
  • Ofrezcamos ayuda con delicadeza. Incluso los pequeños actos de bondad pueden tener un gran significado.


Una Iglesia que camina con el sufrimiento

Nuestros sacerdotes, agentes pastorales, maestros de escuelas católicas, catequistas y líderes parroquiales a menudo se encuentran con personas que luchan en silencio con enfermedades mentales. Estos momentos pueden ser bendiciones disfrazadas – oportunidades de gracia, misericordia y sanación.

Nosotros, como Iglesia, estamos llamados a ser un "santuario de esperanza". Un lugar donde:


  • Nadie sufre en silencio
  • La enfermedad mental se afronta con compasión y dignidad
  • La sanación espiritual y emocional se nutren juntas


Que nuestras parroquias, escuelas y ministerios reflejan siempre el corazón de Cristo, quien caminó con los quebrantados, levantó a los cansados y nunca rechazó a los necesitados.


Caminemos juntos con esperanza, con el corazón abierto y un profundo compromiso de amarnos, especialmente en nuestros momentos más vulnerables.

  • Dios de amor,
  • En nuestros momentos de oscuridad, cuando el peso parece insoportable y el camino es incierto, recuérdanos que caminas a nuestro lado. Sana a los quebrantados y agobiados, levanta a los cansados y da valor a los afligidos y temerosos. Que nuestra Iglesia sea una luz en la sombra, un lugar de paz y un testimonio de esperanza en tu infinita misericordia.
  • Amén.


Si usted o alguien que conoce necesita ayuda con una enfermedad mental, existen recursos y profesionales de confianza a los que puede contactar:

 

Emergencia (Peligro Inmediato)

  • Llame al 911: si alguien se encuentra en peligro inmediato o sufre una crisis de salud mental que podría causarle daño, llame a los servicios de emergencia.
  • Crisis de Salud Mental Línea de Ayuda para Suicidios y Crisis 988 (disponible 24/7) Llame o envíe un mensaje de texto al: 988

 

Apoyo de Salud Mental para Casos que No Son de Emergencia Línea de Ayuda 

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  • Información y Referencias de Salud Mental de la División de Servicios de Salud Mental y Adicciones de Nueva Jersey, (800) 382-6717

 

  • NJ MentalHealthCares: llame gratis al 866-202-HELP (4357). Las personas sordas pueden acceder a la línea de ayuda a través del 711 NJ Relay. www.njmentalhealthcares.org


  • NAMI (Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales) Llame al: 1-800-950-NAMI (6264) (lunes a viernes, de 10:00 a. m. a 10:00 p. m., hora del este)



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