CIUDAD DEL VATICANO CNS –Mientras las escuelas católicas de todo el mundo se enfrentan a varios desafíos –entre ellos la disminución de las inscripciones, la financiación o el mantenimiento de un carácter religioso distintivo –el Vaticano ha instado a las órdenes religiosas, las diócesis y los laicos a unirse para "asumir riesgos" y ser creativos en la búsqueda de soluciones.

"Es necesario y urgente que los diversos institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica canten juntos como un coro, y que los obispos, párrocos y oficinas pastorales diocesanas canten en sintonía con los ricos carismas educativos presentes en las escuelas dirigidas por los institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica", dijo una carta conjunta del Dicasterio para la Cultura y la Educación y del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

"Es indispensable que el clero, los religiosos y religiosas y los laicos canten como un solo coro, y que los laicos tengan la posibilidad de hacerse eco de la voz educadora de una diócesis e incluso del timbre único de un carisma religioso", decía la carta. 

Publicada el 28 de junio y dirigida a "todos los implicados en la misión de la educación en las escuelas católicas", la carta explica algunos resultados de una reunión que los dicasterios celebraron el 22 de mayo con "varias figuras destacadas de la red mundial de escuelas católicas, con el fin de debatir personalmente las perspectivas y dificultades que implica la misión de la educación en nuestro tiempo".

Algunas de las graves dificultades que se abordaron en la reunión fueron: los efectos de la reciente pandemia; la crisis económica mundial; el descenso de las tasas de natalidad; la grave pobreza y las "injustas disparidades en el acceso a la alimentación, el agua, la atención sanitaria, la educación, la información, la cultura e Internet".

Algunos países "no reconocen la igualdad económica de las escuelas no estatales", añadió, y algunas diócesis y órdenes religiosas "están experimentado una disminución significativa de las vocaciones".

En algunos casos, dijo, las escuelas han cerrado o se han puesto a la venta, con la consiguiente pérdida de un carisma único y de "personalidad" en la oferta educativa.

Por último, los participantes en la reunión afirmaron que "circunstancias, oportunidades e interrogantes sin precedentes hacen a veces más difícil expresar nuestra identidad cristiana católica de una manera abierta al diálogo, pero firmemente comprometida, sólidamente arraigada y afable".

"Por desgracia, a veces las escuelas católicas operan en el mismo ámbito no como solistas que dejan que su timbre vocal único enriquezca a todo el coro, sino más bien como voces divididas, aisladas y en algunos casos incluso disonantes que chocan con otras", decía la carta conjunta.

"Queremos hacer hincapié en ciertas cosas que 'hay que hacer'. Todos nosotros, de hecho, debemos de una manera más decidida 'hacer coro'", decía. "Porque estamos convencidos del potencial y la belleza de la misión educativa, como un 'derecho inalienable' que fomenta la dignidad de la persona humana".

Los dicasterios vaticanos alentaron "las iniciativas e incluso experimentos imaginativos y creativos, abiertos al intercambio mutuo y a la preocupación por el futuro, exactos en su análisis, pero como un soplo de aire fresco en su mirada". 

"El miedo a los riesgos no debe apagar la audacia", decía la carta. "Una crisis no es momento para meter la cabeza en la arena, sino para mirar a las estrellas, como Abraham".

Los dicasterios agradecieron a todos los que dedican "sus vidas y energías a la importante misión de la educación" y dieron las gracias a las familias que eligen "educar a sus hijos e hijas en alianza educativa con las escuelas católicas".

"Agradecemos igualmente a los Obispos, Diócesis de todo el mundo e Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica que invierten considerables energías humanas y recursos económicos en el mantenimiento de las escuelas antiguas y en la construcción de otras nuevas", añadieron. 

Los dicasterios se comprometieron a hacer "uso de formas antiguas y nuevas para escuchar sus voces, recorriendo camino común, para abordar las realidades de manera oportuna y para ayudar al cuerpo de la Iglesia a desarrollar soluciones para el futuro, incluso en las circunstancias más difíciles"