Navidad y el regalo de la oración
December 13, 2021 at 3:23 p.m.
Uno de los mayores regalos que Dios nos ha dado es el regalo de la oración. Nos es una bendición tener a un Dios que quiere comunicarse con nosotros, quien quiere escuchar de nosotros. Uno de los mayores regalos que podemos entregar a nuestros hijos es una idea de lo tanto que Dios quiere tener cercanía con nosotros, algo que se puede lograr a través de una vida de oración. De por el Tiempo de Navidad, tenemos a muchas oportunidades para incorporar más tiempo de oración en la vida de nuestras familias.
Usar la escena de la Natividad
Los niños siempre están fascinados por los personajes de la escena de la Natividad. Tomemos el tiempo para sentarnos con ellos dejándoles tocar las figurinas mientras se les contamos de cada personaje. Podemos contarlos de sobre cómo Dios habló con María y José y también cómo ellos escucharon y obedecieron a Dios. Cuando hablamos del infante Jesús, debemos impartir cómo Dios quería tan fuertemente que le conociéramos que se hizo uno de nosotros para facilitar poder hablar con él. Con una biblia juvenil, podemos leer las historias de la Natividad que encontramos en los Evangelios de Lucas y Mateo mientras ellos jueguen con las figurinas. Podríamos preguntarlos que dirían a Jesús si estuviera parado en frente de ellos, y entonces usar sus palabras para convertirlas en una oración.
Regalar la oración
Uno o dos de los regalos que damos a nuestros hijos en Navidad pueden tener que ver con la oración: un cubo de la oración, un Rosario, algún librito juvenil de oraciones o la Biblia. O regálalos “boletos de la oración”. Es semejante a los “cupones de quehaceres” que las madres suelen recibir de sus hijos. Se puede cortar hojitas y escribir oraciones breves o citas de las Escrituras. Se podría identificarlas para ocasiones o momentos específicos como cuando “tengo miedo” o “estoy triste” o “estoy agradecido por algo” para recordarlos que en cada ocasión o momento debemos buscar a Dios. O se podría componer una oración propia para cada hijo – nuestra oración por él o ella – y ponerla en un marco.
Escribir una carta a Jesús
Si sus hijos escriben cartas a Papa Noel, que escriban también a Jesús en el mismo momento. Podemos preguntarlos lo que pedirían de Dios (no juguetes) si pudieran pedir algo para mejorar al mundo. Que incluyan una o dos líneas sobre cómo ellos podrían ayudar a Jesús para lograrlo. Se puede guardar todas estas hojitas y regalarlas de nuevo cuando sus hijos reciben el Sacramento de Confirmación.[[In-content Ad]]Incorporar oportunidades para la oración que ya son partes de la tradición de la Iglesia
Se puede bendecir la corona de Adviento y el árbol navideño, orar la Bendición del Gesú Bambino (Bebé Jesús) cuando ubican a Jesús en el pesebre y también luego cuando guardan todo. Otra idea es llevar a sus hijos a la parroquia para ver su escena de la Natividad y ver las diferencias entre ella y la de su hogar. Siempre se puede observar la Solemnidad de la Epifanía al bendecir la puerta de la casa o comer un pastel (recomiendo incorporar al pastel tanto posible en todo).
Con la creatividad y la oración, podremos ayudar a nuestros hijos a ver a dios en todo. Cuando vemos a Dios en todas las cosas, la oración se convierte en algo como respirar dándonos el poder de cumplir el mandato del san Pablo de “orar sin cesar”. Ayudar a nuestros hijos a estar en una comunicación constante con Dios… ¿qué mejor regalo puede haber?
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Usar la escena de la Natividad
Los niños siempre están fascinados por los personajes de la escena de la Natividad. Tomemos el tiempo para sentarnos con ellos dejándoles tocar las figurinas mientras se les contamos de cada personaje. Podemos contarlos de sobre cómo Dios habló con María y José y también cómo ellos escucharon y obedecieron a Dios. Cuando hablamos del infante Jesús, debemos impartir cómo Dios quería tan fuertemente que le conociéramos que se hizo uno de nosotros para facilitar poder hablar con él. Con una biblia juvenil, podemos leer las historias de la Natividad que encontramos en los Evangelios de Lucas y Mateo mientras ellos jueguen con las figurinas. Podríamos preguntarlos que dirían a Jesús si estuviera parado en frente de ellos, y entonces usar sus palabras para convertirlas en una oración.
Regalar la oración
Uno o dos de los regalos que damos a nuestros hijos en Navidad pueden tener que ver con la oración: un cubo de la oración, un Rosario, algún librito juvenil de oraciones o la Biblia. O regálalos “boletos de la oración”. Es semejante a los “cupones de quehaceres” que las madres suelen recibir de sus hijos. Se puede cortar hojitas y escribir oraciones breves o citas de las Escrituras. Se podría identificarlas para ocasiones o momentos específicos como cuando “tengo miedo” o “estoy triste” o “estoy agradecido por algo” para recordarlos que en cada ocasión o momento debemos buscar a Dios. O se podría componer una oración propia para cada hijo – nuestra oración por él o ella – y ponerla en un marco.
Escribir una carta a Jesús
Si sus hijos escriben cartas a Papa Noel, que escriban también a Jesús en el mismo momento. Podemos preguntarlos lo que pedirían de Dios (no juguetes) si pudieran pedir algo para mejorar al mundo. Que incluyan una o dos líneas sobre cómo ellos podrían ayudar a Jesús para lograrlo. Se puede guardar todas estas hojitas y regalarlas de nuevo cuando sus hijos reciben el Sacramento de Confirmación.[[In-content Ad]]Incorporar oportunidades para la oración que ya son partes de la tradición de la Iglesia
Se puede bendecir la corona de Adviento y el árbol navideño, orar la Bendición del Gesú Bambino (Bebé Jesús) cuando ubican a Jesús en el pesebre y también luego cuando guardan todo. Otra idea es llevar a sus hijos a la parroquia para ver su escena de la Natividad y ver las diferencias entre ella y la de su hogar. Siempre se puede observar la Solemnidad de la Epifanía al bendecir la puerta de la casa o comer un pastel (recomiendo incorporar al pastel tanto posible en todo).
Con la creatividad y la oración, podremos ayudar a nuestros hijos a ver a dios en todo. Cuando vemos a Dios en todas las cosas, la oración se convierte en algo como respirar dándonos el poder de cumplir el mandato del san Pablo de “orar sin cesar”. Ayudar a nuestros hijos a estar en una comunicación constante con Dios… ¿qué mejor regalo puede haber?