Líderes eclesiásticos colombianos piden reconciliación, verdad tras protestas

October 27, 2020 at 2:07 p.m.
Líderes eclesiásticos colombianos piden reconciliación, verdad tras protestas
Líderes eclesiásticos colombianos piden reconciliación, verdad tras protestas

Por Manuel Rueda

BOGOTÁ, Colombia (CNS) – Los obispos en Colombia oraron por las víctimas de la violencia policial e instaron a los manifestantes a no administrar la justicia ellos mismos, tras una semana caótica en la cual 13 personas murieron durante protestas en contra de las autoridades de la ley en el país sudamericano.

Las protestas surgieron después de que un video apareció en las redes sociales que mostraba a dos policías en Bogotá sujetando a un hombre a la fuerza y asfixiándolo usando las rodillas mientras lo golpeaban repetidamente con una pistola Taser, mientras testigos pedían a los oficiales que dejaran de golpearlo.

Javier Ordoñez, de 44 años, murió pocas horas después de la golpiza. Testigos dijeron que los oficiales habían detenido a Ordoñez, padre de dos hijos, por beber bebidas embriagantes en la calle.

El 9 de septiembre, miles de personas se reunieron alrededor de las comisarías de la capital de Colombia para realizar manifestaciones pacíficas contra la violencia policial. Pero algunas de las protestas pronto se convirtieron en pleitos callejeros, donde jóvenes lanzaron piedras y cócteles molotov a la policía, que respondió a los ataques con gases lacrimógenos y balas.    

Según la alcaldía de Bogotá, más de 200 personas resultaron heridas durante tres noches de protestas, entre ellas 72 personas civiles que sufrieron heridas de bala. La alcaldesa Claudia López describió el evento como la peor violencia callejera que la ciudad había experimentado en tres décadas.

La Iglesia Católica respondió el 12 de septiembre con una vigilia de paz y reconciliación en la que el arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda Aparicio, instó a los habitantes de la ciudad a "trabajar por la paz" y "liberarse" del odio y el resentimiento.

"Muchos jóvenes murieron esta semana", dijo el arzobispo Rueda. “Y eso nos hace pensar si Bogotá, si Colombia está ofreciendo oportunidades y cultura a los jóvenes. Si les estamos dando esperanzas de estudiar, trabajar, practicar deporte”.

El obispo Fabio Suescun, obispo militar de Colombia, dijo que la policía que golpeó a Ordoñez no cumplió con su deber y debería ser sancionada. Sin embargo, dijo, la mayoría de los policías del país están tratando de hacer su trabajo correctamente y pidió moderación a los manifestantes, diciendo que "las reacciones violentas solo generan más violencia".

Durante las protestas, cerca de un tercio de las 150 comisarías de Bogotá fueron objeto de vandalismo y más de 20 fueron incendiadas.

El presidente Iván Duque pidió calma y ofreció disculpas por la muerte de Ordoñez, mientras que su ministro de defensa sugirió que grupos rebeldes, incluso el Ejército de Liberación Nacional, se habían infiltrado en las protestas y las vieron como una oportunidad para atacar a la policía. El año pasado, el Ejército de Liberación Nacional fue culpable de una bomba que estalló frente una academia de la policía en Bogotá; 23 personas murieron.

El 13 de septiembre, López organizó una ceremonia de reconciliación frente a la catedral de la ciudad. Ella personalmente ofreció sus condolencias a los familiares de aquellos que resultaron heridos o muertos durante las protestas.

La alcaldesa dijo que el gobierno de la ciudad respaldaría a las familias que presenten denuncias contra la policía y habló de la necesidad de reformar la fuerza policial de la nación, para que los oficiales estén bajo la jurisdicción de los tribunales civiles. Actualmente los policías en Colombia son juzgados por tribunales militares.

A la ceremonia también asistió el padre jesuita Francisco de Roux, quien lleva décadas trabajando a favor de las víctimas del conflicto armado colombiano.

El padre de Roux, quien ahora dirige una comisión de la verdad que investiga los crímenes de guerra, dijo que era hora de "escuchar a las víctimas y compartir su dolor".

Pero pidió una investigación completa sobre las muertes de los 13 manifestantes para descubrir quién dio órdenes a la policía de usar munición durante las manifestaciones.

"Solo podemos dar pasos hacia la reconciliación si hay verdad y justicia", dijo el padre de Roux. "Y si no hay reconciliación, no habrá futuro para nuestra ciudad o nuestro país".

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Las protestas surgieron después de que un video apareció en las redes sociales que mostraba a dos policías en Bogotá sujetando a un hombre a la fuerza y asfixiándolo usando las rodillas mientras lo golpeaban repetidamente con una pistola Taser, mientras testigos pedían a los oficiales que dejaran de golpearlo.

Javier Ordoñez, de 44 años, murió pocas horas después de la golpiza. Testigos dijeron que los oficiales habían detenido a Ordoñez, padre de dos hijos, por beber bebidas embriagantes en la calle.

El 9 de septiembre, miles de personas se reunieron alrededor de las comisarías de la capital de Colombia para realizar manifestaciones pacíficas contra la violencia policial. Pero algunas de las protestas pronto se convirtieron en pleitos callejeros, donde jóvenes lanzaron piedras y cócteles molotov a la policía, que respondió a los ataques con gases lacrimógenos y balas.    

Según la alcaldía de Bogotá, más de 200 personas resultaron heridas durante tres noches de protestas, entre ellas 72 personas civiles que sufrieron heridas de bala. La alcaldesa Claudia López describió el evento como la peor violencia callejera que la ciudad había experimentado en tres décadas.

La Iglesia Católica respondió el 12 de septiembre con una vigilia de paz y reconciliación en la que el arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda Aparicio, instó a los habitantes de la ciudad a "trabajar por la paz" y "liberarse" del odio y el resentimiento.

"Muchos jóvenes murieron esta semana", dijo el arzobispo Rueda. “Y eso nos hace pensar si Bogotá, si Colombia está ofreciendo oportunidades y cultura a los jóvenes. Si les estamos dando esperanzas de estudiar, trabajar, practicar deporte”.

El obispo Fabio Suescun, obispo militar de Colombia, dijo que la policía que golpeó a Ordoñez no cumplió con su deber y debería ser sancionada. Sin embargo, dijo, la mayoría de los policías del país están tratando de hacer su trabajo correctamente y pidió moderación a los manifestantes, diciendo que "las reacciones violentas solo generan más violencia".

Durante las protestas, cerca de un tercio de las 150 comisarías de Bogotá fueron objeto de vandalismo y más de 20 fueron incendiadas.

El presidente Iván Duque pidió calma y ofreció disculpas por la muerte de Ordoñez, mientras que su ministro de defensa sugirió que grupos rebeldes, incluso el Ejército de Liberación Nacional, se habían infiltrado en las protestas y las vieron como una oportunidad para atacar a la policía. El año pasado, el Ejército de Liberación Nacional fue culpable de una bomba que estalló frente una academia de la policía en Bogotá; 23 personas murieron.

El 13 de septiembre, López organizó una ceremonia de reconciliación frente a la catedral de la ciudad. Ella personalmente ofreció sus condolencias a los familiares de aquellos que resultaron heridos o muertos durante las protestas.

La alcaldesa dijo que el gobierno de la ciudad respaldaría a las familias que presenten denuncias contra la policía y habló de la necesidad de reformar la fuerza policial de la nación, para que los oficiales estén bajo la jurisdicción de los tribunales civiles. Actualmente los policías en Colombia son juzgados por tribunales militares.

A la ceremonia también asistió el padre jesuita Francisco de Roux, quien lleva décadas trabajando a favor de las víctimas del conflicto armado colombiano.

El padre de Roux, quien ahora dirige una comisión de la verdad que investiga los crímenes de guerra, dijo que era hora de "escuchar a las víctimas y compartir su dolor".

Pero pidió una investigación completa sobre las muertes de los 13 manifestantes para descubrir quién dio órdenes a la policía de usar munición durante las manifestaciones.

"Solo podemos dar pasos hacia la reconciliación si hay verdad y justicia", dijo el padre de Roux. "Y si no hay reconciliación, no habrá futuro para nuestra ciudad o nuestro país".
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