La Pascua ofrece momento para ‘Reiniciar el equipo’
April 20, 2020 at 5:55 p.m.
Hace un par de días mientras hablaba con un amigo sacerdote en Alaska a través de mensajes de texto, noté que el teléfono celular se paralizó por completo. No pude seguir enviando textos ni tampoco recibirlos. No sabía qué hacer, pues la tecnología muy a menudo me atropella.
Así que entonces, fui a la oficina y marqué el número de otro amigo que sabe de teléfonos. Una vez le comenté lo que me estaba pasando con el viejo teléfono, mi amigo se echó a reír y me dijo, Padre Carlos, ¡Reinicia tu equipo!
Yo me reí también y le dije que si me estaba tomando del pelo; mi amigo me dijo entonces, “No, padre, solo haga lo que le digo y verá que todo se arregla. Así fue entonces que apagué el celular y lo volví a encender. Un par de segundos más tarde y para mi sorpresa, el teléfono volvió a funcionar como antes. Todas las aplicaciones empezaron a trabajar de nuevo y los GIF que mi amigo y yo estábamos intercambiando aparecieron en la pantalla. ¡Todo esto sucedió simplemente porque el teléfono necesitaba reiniciarse!
Amigos míos, en estos días en que celebramos la Pascua quizá a veces nos hemos sentido como mi viejo teléfono celular. Cansados y sin ganas de funcionar; quizá el mucho trabajo, la rutina de nuestras vidas y las preocupaciones del diario vivir lentamente afectan nuestro estado anímico y nos empiezan a paralizar el cuerpo, la mente y también nuestro espíritu.
Esto es especialmente cierto ahora que por lo del peligroso virus COVID-19, la gran mayoría de nosotros quizá nos toca quedarnos en casa. El no poder asistir a la Santa Misa y el congregarnos los domingos, como es nuestra costumbre, puede que genere caos e incertidumbre en nuestras vidas. Peor aún, el pánico y la ansiedad que genera esta nueva enfermedad han llevado a muchos a perder sus trabajos y ha confinado a otros a permanecer encerrados en casa. Y como si fuera poco, el sentirnos aislados y con miedo es quizá el más grande de todos los temores que no ser humano desea experimentar. Así lo expresa el libro del Génesis cuando dice, “No es bueno que el hombre esté solo" (Genesis 2,18).
Sin embargo, como cristianos estamos llamados a celebrar la Pascua de Nuestro Señor Jesucristo. Ella nos recuerda que el miedo es inservible ante los desafíos de la vida y que lo que necesitamos es reiniciar nuestro espíritu cada día a través de la oración, la meditación y la entrega generosa de nuestras vidas al que tenemos cerca de nosotros.
Quizá en estos días deberíamos traer de regreso aquellas hermosas tradiciones religiosas que muchos solíamos tener como, por ejemplo; rezar el Santo Rosario juntos, sentarnos a la mesa juntos, jugar en la sala juegos didácticos o simplemente leer las Sagradas Escrituras, La Biblia. Nos pueden ayudar tremendamente a lidiar con el estrés y reafirmar nuestra unión familiar y nuestra fe en Dios que no se olvida de sus creaturas.
Amigos míos, estos son los días para no acobardarnos. Estos son los días para no dejarnos vencer por el miedo y la desolación. Estos son los días en que más que nunca debemos reiniciar nuestra Fe en Cristo quien camina con nosotros. Quizá, deberíamos y encender una vela y en silencio hacer una oración. Esa es una de las tradiciones religiosas más hermosas que, como católicos, hemos heredado y que no deberíamos dejar morir sino por el contrario revivirla pues como diría el monje Benedictino David Steindl-Rast “El acto mismo de encender una vela es en sí, una oración”.
Tomemos pues la iniciativa de reiniciarnos a diario, pues eso es la Pascua; nuevos principios, nuevas oportunidades, nuevas metas que cumplir. Abajo el miedo… Arriba la Fe. Encendamos una vela para disipar las tinieblas y nuestros miedos. Y que la luz de Cristo Resucitado nos recuerde hoy, mañana y siempre que el miedo ciertamente es inservible!
Paz y Bien,
Fr. Carlos
Padre Carlos Florez sirve como vicario parroquial en la Parroquia San Bernabé, Bayville, y como intermediario diocesano para los ministerios hispanos y portugueses.Related Stories
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Hace un par de días mientras hablaba con un amigo sacerdote en Alaska a través de mensajes de texto, noté que el teléfono celular se paralizó por completo. No pude seguir enviando textos ni tampoco recibirlos. No sabía qué hacer, pues la tecnología muy a menudo me atropella.
Así que entonces, fui a la oficina y marqué el número de otro amigo que sabe de teléfonos. Una vez le comenté lo que me estaba pasando con el viejo teléfono, mi amigo se echó a reír y me dijo, Padre Carlos, ¡Reinicia tu equipo!
Yo me reí también y le dije que si me estaba tomando del pelo; mi amigo me dijo entonces, “No, padre, solo haga lo que le digo y verá que todo se arregla. Así fue entonces que apagué el celular y lo volví a encender. Un par de segundos más tarde y para mi sorpresa, el teléfono volvió a funcionar como antes. Todas las aplicaciones empezaron a trabajar de nuevo y los GIF que mi amigo y yo estábamos intercambiando aparecieron en la pantalla. ¡Todo esto sucedió simplemente porque el teléfono necesitaba reiniciarse!
Amigos míos, en estos días en que celebramos la Pascua quizá a veces nos hemos sentido como mi viejo teléfono celular. Cansados y sin ganas de funcionar; quizá el mucho trabajo, la rutina de nuestras vidas y las preocupaciones del diario vivir lentamente afectan nuestro estado anímico y nos empiezan a paralizar el cuerpo, la mente y también nuestro espíritu.
Esto es especialmente cierto ahora que por lo del peligroso virus COVID-19, la gran mayoría de nosotros quizá nos toca quedarnos en casa. El no poder asistir a la Santa Misa y el congregarnos los domingos, como es nuestra costumbre, puede que genere caos e incertidumbre en nuestras vidas. Peor aún, el pánico y la ansiedad que genera esta nueva enfermedad han llevado a muchos a perder sus trabajos y ha confinado a otros a permanecer encerrados en casa. Y como si fuera poco, el sentirnos aislados y con miedo es quizá el más grande de todos los temores que no ser humano desea experimentar. Así lo expresa el libro del Génesis cuando dice, “No es bueno que el hombre esté solo" (Genesis 2,18).
Sin embargo, como cristianos estamos llamados a celebrar la Pascua de Nuestro Señor Jesucristo. Ella nos recuerda que el miedo es inservible ante los desafíos de la vida y que lo que necesitamos es reiniciar nuestro espíritu cada día a través de la oración, la meditación y la entrega generosa de nuestras vidas al que tenemos cerca de nosotros.
Quizá en estos días deberíamos traer de regreso aquellas hermosas tradiciones religiosas que muchos solíamos tener como, por ejemplo; rezar el Santo Rosario juntos, sentarnos a la mesa juntos, jugar en la sala juegos didácticos o simplemente leer las Sagradas Escrituras, La Biblia. Nos pueden ayudar tremendamente a lidiar con el estrés y reafirmar nuestra unión familiar y nuestra fe en Dios que no se olvida de sus creaturas.
Amigos míos, estos son los días para no acobardarnos. Estos son los días para no dejarnos vencer por el miedo y la desolación. Estos son los días en que más que nunca debemos reiniciar nuestra Fe en Cristo quien camina con nosotros. Quizá, deberíamos y encender una vela y en silencio hacer una oración. Esa es una de las tradiciones religiosas más hermosas que, como católicos, hemos heredado y que no deberíamos dejar morir sino por el contrario revivirla pues como diría el monje Benedictino David Steindl-Rast “El acto mismo de encender una vela es en sí, una oración”.
Tomemos pues la iniciativa de reiniciarnos a diario, pues eso es la Pascua; nuevos principios, nuevas oportunidades, nuevas metas que cumplir. Abajo el miedo… Arriba la Fe. Encendamos una vela para disipar las tinieblas y nuestros miedos. Y que la luz de Cristo Resucitado nos recuerde hoy, mañana y siempre que el miedo ciertamente es inservible!
Paz y Bien,
Fr. Carlos
Padre Carlos Florez sirve como vicario parroquial en la Parroquia San Bernabé, Bayville, y como intermediario diocesano para los ministerios hispanos y portugueses.