Mentoría ayuda a niños tener esperanza en futuro

September 19, 2019 at 4:53 p.m.
Mentoría ayuda a niños tener esperanza en futuro
Mentoría ayuda a niños tener esperanza en futuro

Por Jennifer Mauro

Sandra Pinto tiene consejo para las personas que anhelan crear una diferencia en este mundo – empezar en su propia casa. El Centro de Recursos de Caridades Católicas de la Diócesis de Trenton busca a voluntarios para servir como mentores a jóvenes que afrontan desafíos cotidianamente en su propia comunidad.

“Es nuestra oportunidad para ayudar a Trenton, para ayudar para que las personas que viven aquí tengan un futuro mejor. ¿Quieres cambiar el mundo? Aquí mismo es un mundo que se puede afectar de inmediato”, dijo Pinto, coordinadora para los servicios a clientes de El Centro, un lugar que provee alcance principalmente a la comunidad hispana.

“[El programa] trata de prevenir – es sobre ayudar a niños que se encuentran en situaciones vulnerables, tienen algún trauma o dificultad en la familia”, dijo ella. “Queremos prevenir que más cosas malas pasan a estos muchachos y ofrecerlos apoyo de alguien que puede darlos una idea o esperanza de lo que podría ser el futuro.

“Queremos que conozcan un nuevo ambiente – un ambiente de esperanza”, dijo Pinto.

El programa de mentoría de El Centro recibió parte de una subvención de la oficina nacional de Caridades Católicas brindada por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. El programa facilita una relación positiva entre un adulto y un niño con necesidades emocionales especiales que beneficiará de actividades diferentes fuera de su familia.

Los mentores deben tener más de 18 años y hacer una investigación de historia criminal. El Centro busca a, por lo menos, 18 voluntarios para acompañar a niños de entre 9 a 18 años por un mínimo de un año. El programa pide a los mentores pasar dos horas por semana con su mentoreado. Durante el primer mes, los dos se encuentran en El Centro en South Broad Street en Trenton mientras empiezan a crear su propio horario de visitas.

Los padres de familia están muy agradecidos por el programa, dijo Pinto. “Necesitan ayuda y saben que esto será beneficio para sus hijos”.

Pinto se esfuerza poner los voluntarios con niños que comparten intereses parecidos, preguntando a los mentores por sus intereses y actividades e sus ideas de lo que harían durante su tiempo con los mentoreados. Por ejemplo, algunos de los niños nunca han ido al mall, museo o al cine. Muchas veces es porque los padres están demasiado ocupados con el trabajo o porque los niños mismos tienen que cuidar a sus hermanitos mientras sus padres trabajan. Eso no deja mucho tiempo para la diversión.

“Los adolescentes, especialmente, necesitan de alguien con quien platicar sobre los asuntos importantes de la vida”, dijo Pinto. Ella compartió que, como mentor también, ella animó a una de sus mentoreadas a pensar en ir a la universidad. La madre de la niña nunca había hablado así con su hija porque ella no había estudiado y entonces, no fue algo ‘en el radar’.

“Nunca se sabe la influencia que puedes tener en la vida de otra persona”.

Pinto puede diseñar una línea directa de su ministerio en El Centro a una amistad de mentoría suya cuando era niña. Como una adolescente de 13 años en Guatemala, Pinto conoció a una monja benedicta quien le enseñó inglés. Años después, Pinto se encontró en los Estados Unidos y fue a visitar a su mentora, Hermana Stephanie, quien vivía en Minnesota. Durante la visita, Hermana Stephanie mencionó que ella buscaba recaudar fondos para la biblioteca del pueblo de Sandra en Guatemala. Después de ayudar a la hermana en esa misión, Pinto volvió a Trenton con un deseo fuerte de ayudar a los demás.

“A veces es a través de un mentor que te encuentras haciendo cosas que nunca esperabas hacer”.

Pinto empezó como voluntaria en El Centro en el 2002 en el programa de cuidado después del día escolar. Durante una visita informativa con los niños a la Universidad de Rider, Pinto empezó a considerar que a lo mejor ella también debería aprovechar de tomar clases ahí. Graduó en el 2006 y eso le abrió puertas para trabajar oficialmente en El Centro.

“Ayudar a los demás nos ayuda a nosotros mismos”, dice con una sonrisa.

Al reflexionar sobre su propia experiencia, Pinto espera que los fieles de la Diócesis de Trenton consideren servir ahora. “Es increíble para el mentor pensar que ha abierto un mundo entero nuevo a un niño”.


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Pinto empezó como voluntaria en El Centro en el 2002 en el programa de cuidado después del día escolar. Durante una visita informativa con los niños a la Universidad de Rider, Pinto empezó a considerar que a lo mejor ella también debería aprovechar de tomar clases ahí. Graduó en el 2006 y eso le abrió puertas para trabajar oficialmente en El Centro.

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Al reflexionar sobre su propia experiencia, Pinto espera que los fieles de la Diócesis de Trenton consideren servir ahora. “Es increíble para el mentor pensar que ha abierto un mundo entero nuevo a un niño”.

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