Mantenernos con Cristo a través de nuestro ministerio catequético
September 10, 2019 at 2:12 p.m.
Este año, el tema y la imagen compañera para el Domingo Catequético parecen ser bastante conmovedores según la perspectiva actual de nosotros como la Iglesia y en cuanto la plena civilización. El tema, “Quédate con Nosotros”, representado por la imagen de Cristo brazo en brazo con dos compañeros mientras se encuentran con personas en toda etapa de la vida. Este llamado de quedarnos con Cristo y participar activamente en su misión de salvación nos habla en un momento cuando cada día nos trae reportes nuevos sobre asaltos a la vida humana inocente, en que demasiada gente profesa creer en Cristo aunque rechacen el mandato del Evangelio de cuidar a los más vulnerables entre nosotros, y en que más personas jóvenes que nunca se hayan desconectado de la fe.
La responsabilidad de evangelizar – atestiguar al Evangelio de Cristo – siempre ha estado con nosotros, pero parece ser críticamente necesitada en este tiempo de la Iglesia y el mundo.
La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos nos recuerda que “la evangelización es la identidad más profunda de la Iglesia y lleva la Buena Nueva del Evangelio a todos que buscan el mensaje inspirador de la fe en Jesucristo”. Evangelización significa “llevar la Buena Nueva de Jesús a cada situación humana. … con las bases de proclamar la salvación en Jesucristo y responder como una persona de fe, ambas obras del espíritu de Dios”.
“La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser pues, tarde o temprano, proclamada por la palabra de vida”. No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre de Jesús, las enseñanzas, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios, ¡la Iglesia!) (Papa Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 22).
Y por eso designamos el Domingo Catequético para afirmar, encargar y apoyar a aquellos hombres y mujeres en quienes hemos confiado la enseñanza y la preparación catequética de los jóvenes mientras fomentan y animan en sus vidas jóvenes un hambre y una sed por el Evangelio de Cristo y la Iglesia. ¡Eso es la Evangelización!
¡Qué confianza más grande entregada a ellos para y de parte de la Iglesia! ¡Qué responsabilidad más grande! ¡Qué oportunidad más profunda!
Tenemos que reconocer el desafío que les queda por delante. Hay influencias en contra el éxito y eficiencia de nuestros esfuerzos catequéticos. El ambiente cultural del día de hoy es simplemente anti-católico y anti-cristiano; solo hay que mirar en el internet o las redes sociales; solo hay que mirar los programas nocturnos en la televisión o ir al cine o leer un periódico o revista; no solamente están ausentes nuestros valores y morales católicos – están activamente en contra; en estos días en nuestro país, está a riesgo la plena libertad de creer.
La vida familiar contemporánea no siempre apoya una vida de fe activa; solo hay que mirar a las encuestas llevadas a cabo recientemente sobre asistir y la participación en Misa además del conocimiento y aceptación de creencias y prácticas católicas; ¿qué entregamos a los jóvenes?
La cosa más importante que la Iglesia Católica puede hacer es entregar nuestra fe a la próxima generación. Cuando no se conecta la fe católica con la vida actual como algo “esencial”, se percibe que la fe sea solo algo añadido, una cosa extra entre muchas cosas extras, todas del mismo valor y relevancia y verdad cuando sea comparada con cualquier otra creencia o hasta con la falta de ninguna creencia.
A pesar de los obstáculos, las personas confiadas con el ministerio catequético en nuestra Diócesis son la “Buena Nueva”. Su dedicación, compromiso y preparación para enseñar la fe verdadera de Cristo en su plenitud como la Iglesia la propone crean una energía de y por la evangelización que afrontará estos desafíos mencionados arriba con fortitud y fuerza.
Como el obispo, animo a todos los catequistas: guían por su ejemplo acompañados por la verdad. Jesucristo es nuestra salvación. Su Palabra es la verdad. Su mensaje es la libertad. Su camino es nuestro camino a la vida eterna y a la plenitud de la vida humana aquí y ahora. Les pido atestiguar a Cristo e inspirar a otros hacerlo también.
Eso es la meta de la evangelización. Eso es la razón de la catequesis.
El papa Pablo VI escribió que "el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros o si escucha a los maestros es porque son testigos” (Pablo VI, Discurso a los Miembros del "Consilium de Laicis", 2 octubre 1974).
Estoy profundamente agradecido por el trabajo de nuestros líderes parroquiales, nuestros catequistas y nuestros padres y madres en este trabajo esencial de la catequesis. Los mantendré en mis oraciones mientras luchan por animar a la próxima generación a reconocer a Cristo en su presencia, y quedarse con él por todas sus vidas.
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La responsabilidad de evangelizar – atestiguar al Evangelio de Cristo – siempre ha estado con nosotros, pero parece ser críticamente necesitada en este tiempo de la Iglesia y el mundo.
La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos nos recuerda que “la evangelización es la identidad más profunda de la Iglesia y lleva la Buena Nueva del Evangelio a todos que buscan el mensaje inspirador de la fe en Jesucristo”. Evangelización significa “llevar la Buena Nueva de Jesús a cada situación humana. … con las bases de proclamar la salvación en Jesucristo y responder como una persona de fe, ambas obras del espíritu de Dios”.
“La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser pues, tarde o temprano, proclamada por la palabra de vida”. No hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre de Jesús, las enseñanzas, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios, ¡la Iglesia!) (Papa Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 22).
Y por eso designamos el Domingo Catequético para afirmar, encargar y apoyar a aquellos hombres y mujeres en quienes hemos confiado la enseñanza y la preparación catequética de los jóvenes mientras fomentan y animan en sus vidas jóvenes un hambre y una sed por el Evangelio de Cristo y la Iglesia. ¡Eso es la Evangelización!
¡Qué confianza más grande entregada a ellos para y de parte de la Iglesia! ¡Qué responsabilidad más grande! ¡Qué oportunidad más profunda!
Tenemos que reconocer el desafío que les queda por delante. Hay influencias en contra el éxito y eficiencia de nuestros esfuerzos catequéticos. El ambiente cultural del día de hoy es simplemente anti-católico y anti-cristiano; solo hay que mirar en el internet o las redes sociales; solo hay que mirar los programas nocturnos en la televisión o ir al cine o leer un periódico o revista; no solamente están ausentes nuestros valores y morales católicos – están activamente en contra; en estos días en nuestro país, está a riesgo la plena libertad de creer.
La vida familiar contemporánea no siempre apoya una vida de fe activa; solo hay que mirar a las encuestas llevadas a cabo recientemente sobre asistir y la participación en Misa además del conocimiento y aceptación de creencias y prácticas católicas; ¿qué entregamos a los jóvenes?
La cosa más importante que la Iglesia Católica puede hacer es entregar nuestra fe a la próxima generación. Cuando no se conecta la fe católica con la vida actual como algo “esencial”, se percibe que la fe sea solo algo añadido, una cosa extra entre muchas cosas extras, todas del mismo valor y relevancia y verdad cuando sea comparada con cualquier otra creencia o hasta con la falta de ninguna creencia.
A pesar de los obstáculos, las personas confiadas con el ministerio catequético en nuestra Diócesis son la “Buena Nueva”. Su dedicación, compromiso y preparación para enseñar la fe verdadera de Cristo en su plenitud como la Iglesia la propone crean una energía de y por la evangelización que afrontará estos desafíos mencionados arriba con fortitud y fuerza.
Como el obispo, animo a todos los catequistas: guían por su ejemplo acompañados por la verdad. Jesucristo es nuestra salvación. Su Palabra es la verdad. Su mensaje es la libertad. Su camino es nuestro camino a la vida eterna y a la plenitud de la vida humana aquí y ahora. Les pido atestiguar a Cristo e inspirar a otros hacerlo también.
Eso es la meta de la evangelización. Eso es la razón de la catequesis.
El papa Pablo VI escribió que "el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros o si escucha a los maestros es porque son testigos” (Pablo VI, Discurso a los Miembros del "Consilium de Laicis", 2 octubre 1974).
Estoy profundamente agradecido por el trabajo de nuestros líderes parroquiales, nuestros catequistas y nuestros padres y madres en este trabajo esencial de la catequesis. Los mantendré en mis oraciones mientras luchan por animar a la próxima generación a reconocer a Cristo en su presencia, y quedarse con él por todas sus vidas.