'Vayan con Dios siempre' dice Obispo O'Connell a los graduados de 2019

July 29, 2019 at 12:37 p.m.
'Vayan con Dios siempre' dice Obispo O'Connell a los graduados de 2019
'Vayan con Dios siempre' dice Obispo O'Connell a los graduados de 2019

Bishop David M. O'Connell, C.M.

El Evangelio según San Juan habla a menudo de la importancia de mantener una relación con el Señor Jesucristo. Aprender sobre eso, hacer eso es la razón de la educación católica – la razón de los últimos cuatro años que han pasado en la secundaria católica.

Les pido prestar atención ahora en las palabras del Señor Jesucristo en la noche antes de que muriera, lo que los académicos bíblicos nombran “el último discurso”. Si ustedes creen en Él, verdaderamente creen, entonces deben también creer estas palabras, sus propias palabras. Son su testamento y parte de su mensaje final en la Última Cena.

Estamos fascinados con las ‘últimas palabras’ conscientes de una persona. Enfatizo ‘consciente’ porque se las consideran como un esfuerzo de parte de la persona ‘consciente’ de compartir lo que está en la frente de su mente al llegar al fin de la vida, algún mensaje que se debe recordar. ¿Qué dijo tal persona? o ¿cuáles fueron sus últimas palabras?

Cuando mi madre empezó a morirse hace cuatro años, la última cosa que dijo, sus últimas palabras fueron simplemente ‘Está bien’. Ella las repitió varias veces antes de perder la conciencia. He pensado en eso muchas veces desde entonces. Yo creo que ella estaba prometiendo a mis hermanos y a mí que iba a estar bien al encontrarse con el Señor y que no debiéramos preocuparnos porque nosotros, también, estaríamos bien.

Cuando el Señor Jesús miraba por aquella mesa en la Última Cena, vio a sus amigos más cercanos, sus Apóstoles, quienes le miraban y prestaban toda la atención. Su ‘hora’ – el fin de su vida terrenal había llegado y Él quería que ellos se la recordaran… y su mensaje de esperanza y oración por ellos.

“Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador”, dijo. “Permanezcan en mí y yo en ustedes”… “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. Y todo el que da fruto, lo pueda para que dé más fruto”.

Últimas palabras. Un mensaje final. Palabras de esperanza, un mensaje que él quería que recordaran y que nunca se lo olvidaran. Frases que fueron dirigidas a sus amigos más cercanos y que, durante 2,000 años, se las ha repetido para nosotros ahora, para ustedes que se gradúan de la secundaria, para oir y recordar.

Mis jóvenes hermanos y hermanas, graduados de la promoción del 2019: el Señor Jesús es la verdadera vid y nosotros somos los sarmientos. Permanezcan en él y permitan que él permanezca en ustedes. Es la relación más importante de sus vidas, y es una relación que les guiará y les seguirá a dónde estén y en lo que el futuro les tenga preparado. Si aceptan esa relación en su vida, darán mucho fruto – el fruto que él quiere que den.

El Señor Jesús siempre escogía sus palabras cuidadosamente, con una razón. “Yo soy”, empezó, la misma frase que Dios usó cuando Moisés le pidió su nombre. “Yo soy aquel que soy. Diles que yo soy quien te envía”. Cuando el Señor Jesús usa esas palabras primero, se les reveló a los Apóstoles. Era Dios quien hablaba. Ocho veces en el Evangelio según San Juan: “antes de que Abram fuera, yo soy”; “yo soy el pan de vida”; “yo soy la luz del mundo”; “yo soy la puerta de las ovejas”; “yo soy el buen pastor”; “yo soy la Resurrección y la vida”; “yo soy el camino, la verdad y la vida”; y finalmente, “yo soy el verdadero vid, ustedes los sarmientos… lejos de mí”, les alertó, “no pueden hacer nada”. Sin Dios en sus vidas, no pueden hacer nada.

Están empezando un nuevo capítulo en sus vidas. Pronto, empezarán su tiempo universitario o de trabajo o alguna otra cosa nueva. Afrontarán nuevos desafíos, nuevas oportunidades, nuevas luchas, y nuevos momentos alegres llenos de gozo; nuevas amistades, nuevas experiencias. Que vayan con Dios siempre, mis hermanos y hermanas jóvenes, con el Señor Jesús, como los sarmientos en la vid.

Búsquenlo a Dios en todas sus nuevas experiencias. Y si no lo reconozcan al principio, que sepan que está ahí y que les ama, les guía y les llama.

Al voltear esta página en sus vidas, depende de ustedes permanecer en él, mantenerse conectados a él, permitir que permanezca en ustedes.

Hagan eso, hermanas y hermanos, los graduados de la promoción del 2019; hagan eso, permanezcan en él, y sus vidas darán mucho fruto.

 

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Estamos fascinados con las ‘últimas palabras’ conscientes de una persona. Enfatizo ‘consciente’ porque se las consideran como un esfuerzo de parte de la persona ‘consciente’ de compartir lo que está en la frente de su mente al llegar al fin de la vida, algún mensaje que se debe recordar. ¿Qué dijo tal persona? o ¿cuáles fueron sus últimas palabras?

Cuando mi madre empezó a morirse hace cuatro años, la última cosa que dijo, sus últimas palabras fueron simplemente ‘Está bien’. Ella las repitió varias veces antes de perder la conciencia. He pensado en eso muchas veces desde entonces. Yo creo que ella estaba prometiendo a mis hermanos y a mí que iba a estar bien al encontrarse con el Señor y que no debiéramos preocuparnos porque nosotros, también, estaríamos bien.

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“Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador”, dijo. “Permanezcan en mí y yo en ustedes”… “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. Y todo el que da fruto, lo pueda para que dé más fruto”.

Últimas palabras. Un mensaje final. Palabras de esperanza, un mensaje que él quería que recordaran y que nunca se lo olvidaran. Frases que fueron dirigidas a sus amigos más cercanos y que, durante 2,000 años, se las ha repetido para nosotros ahora, para ustedes que se gradúan de la secundaria, para oir y recordar.

Mis jóvenes hermanos y hermanas, graduados de la promoción del 2019: el Señor Jesús es la verdadera vid y nosotros somos los sarmientos. Permanezcan en él y permitan que él permanezca en ustedes. Es la relación más importante de sus vidas, y es una relación que les guiará y les seguirá a dónde estén y en lo que el futuro les tenga preparado. Si aceptan esa relación en su vida, darán mucho fruto – el fruto que él quiere que den.

El Señor Jesús siempre escogía sus palabras cuidadosamente, con una razón. “Yo soy”, empezó, la misma frase que Dios usó cuando Moisés le pidió su nombre. “Yo soy aquel que soy. Diles que yo soy quien te envía”. Cuando el Señor Jesús usa esas palabras primero, se les reveló a los Apóstoles. Era Dios quien hablaba. Ocho veces en el Evangelio según San Juan: “antes de que Abram fuera, yo soy”; “yo soy el pan de vida”; “yo soy la luz del mundo”; “yo soy la puerta de las ovejas”; “yo soy el buen pastor”; “yo soy la Resurrección y la vida”; “yo soy el camino, la verdad y la vida”; y finalmente, “yo soy el verdadero vid, ustedes los sarmientos… lejos de mí”, les alertó, “no pueden hacer nada”. Sin Dios en sus vidas, no pueden hacer nada.

Están empezando un nuevo capítulo en sus vidas. Pronto, empezarán su tiempo universitario o de trabajo o alguna otra cosa nueva. Afrontarán nuevos desafíos, nuevas oportunidades, nuevas luchas, y nuevos momentos alegres llenos de gozo; nuevas amistades, nuevas experiencias. Que vayan con Dios siempre, mis hermanos y hermanas jóvenes, con el Señor Jesús, como los sarmientos en la vid.

Búsquenlo a Dios en todas sus nuevas experiencias. Y si no lo reconozcan al principio, que sepan que está ahí y que les ama, les guía y les llama.

Al voltear esta página en sus vidas, depende de ustedes permanecer en él, mantenerse conectados a él, permitir que permanezca en ustedes.

Hagan eso, hermanas y hermanos, los graduados de la promoción del 2019; hagan eso, permanezcan en él, y sus vidas darán mucho fruto.

 

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