"Espadas, sables de luz (lightsabers) y hechos fuertes"
July 29, 2019 at 12:37 p.m.
Desde niña siempre he sido obsesionada con las historias de fantasía o ciencia ficción. Narnia, Harry Potter, Guerra de las Galaxias, El Señor de los Anillos. Cuando leía estos libros, podía meterme en un mundo con una presencia de magia y poder en el fondo. Los personajes siempre tenían alguna aventura o búsqueda, tenían que evadir batallas o pelear en ellas, o descubrir algún secreto, o aceptar alguna misión peligrosa con solamente unas armas especiales y unos cuantos compañeros comprometidos.
Los personajes de estas historias tienen muchas cosas en común. Todos empiezan por vivir vidas ordinarias y aburridas (vivir con familiares / trabajar en la granja de evaporadores \ leer libros en el bosque) hasta que alguien de afuera de su mundo aparezca y les ofrezca llevarles a una aventura. El héroe niega la invitación al principio siempre luego para reconsiderar la oferta y aceptarla. El héroe conoce a algún mentor (llamado Aslan/Dumbledore/Yoda/Gandalf) que le entrena al héroe en el arte del combate/magia/la fuerza. La emoción de aprender y conocer a un nuevo universo se disminuye cuando el héroe conoce a una profundidad que existe, algo que pone en peligro a este mundo.
A cierto punto, cada personaje recibe un regalo único del mentor. Harry recibe su varita mágica. Para Frodo es su espada “Sting.” Pedro recibe su espada, Susana un arco y flechas, y Lucía un cordial mágico. Lucas recibe su lightsaber (sable de luz). El héroe usa el arma para aumentar su propia fuerza y habilidad. Es un arma, pero más que eso, le ayuda al héroe a redescubrir más de sí mismo – una fuerza escondida, coraje para poder afrontar el peligro, poder que tienen que desarrollar. El regalo le ayuda a l heroína a ser la persona que fue creada (por escrito) a ser. Cada personaje usa su don especifico en su misión único, y al final… se encuentra cara a cara con el último enemigo (bueno en contra el malo).
En la segunda lectura de la Misa esta semana, escuchamos del poder en el fondo de este mundo real de nosotros. Quien nos llama al servicio del bien y nos provee armas poderosas. La escritura nos revela que este poder viene de Dios y que Dios trabaja de maneras maravillosas. “En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Uno recibe el don de la sabiduría; otro, el don de la ciencia. A uno se le concede el don de la fe; a otro, la gracia de hacer curaciones, y a otro más, poderes milagrosos.” Debemos despertarnos este domingo y darnos cuenta que alguien de otro mundo nos está invitando a algo nuevo en nuestras vidas (a veces aburridas) y nos llama a participar en una aventura, una búsqueda de la vida entera, a ser socios de la hermandad enorme del pueblo de Dios. Esta persona es un Rey nombrado Jesús que nos llama a involucrarnos en la batalla en contra el enemigo malo (Satanás) quien amenaza verdaderamente a cada persona del mundo.
Y escuchamos de este pasaje bíblico que Él nos otorga a cada uno de nosotros un regalo diferente. Para algunos es hechos fuertes. Para otros, profecía; otros el discernimiento de espíritus. Y la lista no termina ahí.
Dios tiene dones y talentos únicos para ti, y si utilizas estos regalos, pueden ayudarte a ser el héroe o la heroína que fuiste criado/a a ser. ¿Cuáles son tus dones y talentos? Tal vez tienes el don de lenguas, pero tienes dones de sanación porque puedes escuchar de los problemas de tus amigos hora tras hora y poder ofrecerles buenos consejos o palabras confortantes. Tal vez Dios te haya otorgado una habilidad musical o deportivo pero, sin duda, Dios te ha dado la capacidad para hacer “grandes cosas” con tu talento. De repente te ha otorgado mucha inteligencia y la habilidad para pensar profundamente sobre Dios y poder enseñarles a los demás como entenderlo además.
Tus dones y talentos no se verán como ellos de la persona a tu lado, “Pero uno y el mismo Espíritu produce todos estos y los distribuye individualmente a cada persona como quiere.” Si no lo hayas hecho aún, investigue cuales dones y talentos te ha otorgado, utiliza estos dones y talentos para crecer, y asegúrate que los usas al servicio al Rey.
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Desde niña siempre he sido obsesionada con las historias de fantasía o ciencia ficción. Narnia, Harry Potter, Guerra de las Galaxias, El Señor de los Anillos. Cuando leía estos libros, podía meterme en un mundo con una presencia de magia y poder en el fondo. Los personajes siempre tenían alguna aventura o búsqueda, tenían que evadir batallas o pelear en ellas, o descubrir algún secreto, o aceptar alguna misión peligrosa con solamente unas armas especiales y unos cuantos compañeros comprometidos.
Los personajes de estas historias tienen muchas cosas en común. Todos empiezan por vivir vidas ordinarias y aburridas (vivir con familiares / trabajar en la granja de evaporadores \ leer libros en el bosque) hasta que alguien de afuera de su mundo aparezca y les ofrezca llevarles a una aventura. El héroe niega la invitación al principio siempre luego para reconsiderar la oferta y aceptarla. El héroe conoce a algún mentor (llamado Aslan/Dumbledore/Yoda/Gandalf) que le entrena al héroe en el arte del combate/magia/la fuerza. La emoción de aprender y conocer a un nuevo universo se disminuye cuando el héroe conoce a una profundidad que existe, algo que pone en peligro a este mundo.
A cierto punto, cada personaje recibe un regalo único del mentor. Harry recibe su varita mágica. Para Frodo es su espada “Sting.” Pedro recibe su espada, Susana un arco y flechas, y Lucía un cordial mágico. Lucas recibe su lightsaber (sable de luz). El héroe usa el arma para aumentar su propia fuerza y habilidad. Es un arma, pero más que eso, le ayuda al héroe a redescubrir más de sí mismo – una fuerza escondida, coraje para poder afrontar el peligro, poder que tienen que desarrollar. El regalo le ayuda a l heroína a ser la persona que fue creada (por escrito) a ser. Cada personaje usa su don especifico en su misión único, y al final… se encuentra cara a cara con el último enemigo (bueno en contra el malo).
En la segunda lectura de la Misa esta semana, escuchamos del poder en el fondo de este mundo real de nosotros. Quien nos llama al servicio del bien y nos provee armas poderosas. La escritura nos revela que este poder viene de Dios y que Dios trabaja de maneras maravillosas. “En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Uno recibe el don de la sabiduría; otro, el don de la ciencia. A uno se le concede el don de la fe; a otro, la gracia de hacer curaciones, y a otro más, poderes milagrosos.” Debemos despertarnos este domingo y darnos cuenta que alguien de otro mundo nos está invitando a algo nuevo en nuestras vidas (a veces aburridas) y nos llama a participar en una aventura, una búsqueda de la vida entera, a ser socios de la hermandad enorme del pueblo de Dios. Esta persona es un Rey nombrado Jesús que nos llama a involucrarnos en la batalla en contra el enemigo malo (Satanás) quien amenaza verdaderamente a cada persona del mundo.
Y escuchamos de este pasaje bíblico que Él nos otorga a cada uno de nosotros un regalo diferente. Para algunos es hechos fuertes. Para otros, profecía; otros el discernimiento de espíritus. Y la lista no termina ahí.
Dios tiene dones y talentos únicos para ti, y si utilizas estos regalos, pueden ayudarte a ser el héroe o la heroína que fuiste criado/a a ser. ¿Cuáles son tus dones y talentos? Tal vez tienes el don de lenguas, pero tienes dones de sanación porque puedes escuchar de los problemas de tus amigos hora tras hora y poder ofrecerles buenos consejos o palabras confortantes. Tal vez Dios te haya otorgado una habilidad musical o deportivo pero, sin duda, Dios te ha dado la capacidad para hacer “grandes cosas” con tu talento. De repente te ha otorgado mucha inteligencia y la habilidad para pensar profundamente sobre Dios y poder enseñarles a los demás como entenderlo además.
Tus dones y talentos no se verán como ellos de la persona a tu lado, “Pero uno y el mismo Espíritu produce todos estos y los distribuye individualmente a cada persona como quiere.” Si no lo hayas hecho aún, investigue cuales dones y talentos te ha otorgado, utiliza estos dones y talentos para crecer, y asegúrate que los usas al servicio al Rey.
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