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CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Todos tienen un don especial que ofrecerle a toda la iglesia, solamente asegúrense de que este sea usado para servirle a todos y no para inflar el orgullo de uno ni para crear división, dijo el Papa Francisco.

"Es un regalo que Dios le ha dado a alguien, no porque él o ella sea una persona mejor que otra persona ni porque ella o él se lo merezca", dijo el papa durante su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro el 1 de octubre.

Dios da dones libremente, por amor, de modo que puedan ser "puestos al servicio de toda la comunidad para el bien de todas las personas", él dijo.

El papa continuó una serie de charlas sobre la naturaleza de la Iglesia Católica, enfocándose en los carismas o dones preciados que el Espíritu Santo concede a individuos para la edificación de la iglesia.

"¿Pero qué es exactamente un carisma? ¿Cómo podemos reconocerlo y recibirlo?", él preguntó.

En el más amplio sentido de la palabra, la mayoría de la gente piensa de un carisma como teniendo que ver con un talento o una destreza particular o cierto tipo de encanto visto en personas son etiquetadas como "carismáticas", él dijo.

Pero en el sentido cristiano es más que eso; es "una gracia, un don concedido a nosotros por Dios el Padre a través de la acción del Espíritu Santo", él dijo.

Críticamente, estos dones tienen que ser descubiertos y reconocidos dentro de la comunidad eclesiástica general, dijo el papa. "Alguien no puede encontrar por sí mismo si tiene un carisma ni cuál".

Es un poco como ese tipo de persona de la cual todos han oído hablar, "quien dice 'oh tengo este talento, sé cantar tan bien’. Y no obstante nadie tiene la valentía de decirle 'hmm, es mejor que mantengas tu boca cerrada. Nos atormentas cuando cantas'", dijo el papa entre aplausos.

Es solamente dentro de una comunidad y con su reconocimiento y estímulo que las personas pueden descubrir cuál es su carisma único, él dijo.

"Es bueno que cada uno de nosotros entonces se pregunte: '¿Hay algún tipo de carisma que el Señor ha hecho evidente en mí?'" y entonces reflexionar sobre cómo ese don es usado. "¿Lo vivo con generosidad, poniéndolo al servicio de todos o lo descuido y termino olvidándolo? O quizás se ha convertido en una fuente de orgullo" y celos, él dijo.

"Nos aguardan problemas si estos dones se convierten en fuentes de envidia, división o celos", él dijo.