Detrás de los pasos de héroes
July 29, 2019 at 12:37 p.m.
“Es incontenible pensar en que estamos considerando y hablando de vidas que se tomaron por causa de nuestra fe”, dijo él. Es una historia real, la historia de nuestros héroes”.
El padre Alindogan, párroco de la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, West Long Branch, pasó 12 días como participante en una peregrinación organizada por los padres y hermanos Maryknoll. Total, eran 27 en el grupo, incluyendo al diacono Lou Jakub, 24 sacerdotes, un hermano y un profesor de historia.
La peregrinación incluyó a varios lugares, incluyendo sitios donde el santo arzobispo Oscar Romero y el beato padre Stanley Rother fueron asesinados por sus creencias y alcance. El tiempo que los peregrinos pasaron en ambos países subrayó los peligros que los misioneros afrontaban y toda la confusión en la región – que históricamente se ha conocido como inquietud civil, desigualdad socioeconómica y violencia religiosa.
“El hecho de que la mayoría de las casas tengan alambres de espinas y mayas grandes, eso es ya una parte de la historia”, dijo Padre Alindogan, que notó que viajar de Guatemala a El Salvador tuvo su riesgo. “Tuvimos que viajar con guardias armadas con rifles grandes, delante y detrás de nuestro bus”.
Añadió que “Eso fue lo que me despertó de la comodidad que tengo aquí, especialmente sentirme cuidado y seguro. Yo también podía presenciar el miedo que estaba presente”.
Al pasar tiempo con los misioneros y conocer su vida cotidiana en que comparten la fe, el padre Alindogan dijo que su devoción le conmovió.
“Mis reflexiones fueron más que suficientes para poder apreciar el valor de mi sacerdocio, y también el valor de lo que hacen estos misioneros, los riesgos que toman cada día … todas las situaciones difíciles que encuentran en cuanto el idioma, la cultura, la comida [y] interferencia por el gobierno”, él dijo.
Compartió que los misioneros en la región, y en otros lugares, pueden dar la imagen de tomar el lado de los pobres y apoyar la causa de los pobres, que puede dirigir uno al peligro en algunas culturas.
“Al vincularse con los pobres, como lo que pasó a [San] Romero y Padre Rother, los dos santos o martirios más conocidos que hemos encontrado aquí, te pueden nombrar un comunista, y eso te puede meter en grandes problemas”, dijo el padre.
Al prender la peregrinación, el padre Alindogan invitó al grupo diciendo “Vengan y Vean”, dijo el padre. En la clausura de la experiencia, se les envió diciendo “Vayan y Compartan” sobre sus experiencias.
“Escuchar la Buena Nueva no trata de solo hablar de ella del pulpito; a veces hay que arriesgar tu vida, tu vocación, y tu misión”, dijo el padre Alindogan sobre los misioneros con que se encontraron. “Se arriesga mucho al compartir el Evangelio”.
Añadió que animaría a sus feligreses a considerar una experiencia peregrina en el futuro, para que también tuvieran una experiencia tan transformadora de fe”.
“Me encantaría que mis feligreses conocieran eso algún día”, dijo.
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“Es incontenible pensar en que estamos considerando y hablando de vidas que se tomaron por causa de nuestra fe”, dijo él. Es una historia real, la historia de nuestros héroes”.
El padre Alindogan, párroco de la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, West Long Branch, pasó 12 días como participante en una peregrinación organizada por los padres y hermanos Maryknoll. Total, eran 27 en el grupo, incluyendo al diacono Lou Jakub, 24 sacerdotes, un hermano y un profesor de historia.
La peregrinación incluyó a varios lugares, incluyendo sitios donde el santo arzobispo Oscar Romero y el beato padre Stanley Rother fueron asesinados por sus creencias y alcance. El tiempo que los peregrinos pasaron en ambos países subrayó los peligros que los misioneros afrontaban y toda la confusión en la región – que históricamente se ha conocido como inquietud civil, desigualdad socioeconómica y violencia religiosa.
“El hecho de que la mayoría de las casas tengan alambres de espinas y mayas grandes, eso es ya una parte de la historia”, dijo Padre Alindogan, que notó que viajar de Guatemala a El Salvador tuvo su riesgo. “Tuvimos que viajar con guardias armadas con rifles grandes, delante y detrás de nuestro bus”.
Añadió que “Eso fue lo que me despertó de la comodidad que tengo aquí, especialmente sentirme cuidado y seguro. Yo también podía presenciar el miedo que estaba presente”.
Al pasar tiempo con los misioneros y conocer su vida cotidiana en que comparten la fe, el padre Alindogan dijo que su devoción le conmovió.
“Mis reflexiones fueron más que suficientes para poder apreciar el valor de mi sacerdocio, y también el valor de lo que hacen estos misioneros, los riesgos que toman cada día … todas las situaciones difíciles que encuentran en cuanto el idioma, la cultura, la comida [y] interferencia por el gobierno”, él dijo.
Compartió que los misioneros en la región, y en otros lugares, pueden dar la imagen de tomar el lado de los pobres y apoyar la causa de los pobres, que puede dirigir uno al peligro en algunas culturas.
“Al vincularse con los pobres, como lo que pasó a [San] Romero y Padre Rother, los dos santos o martirios más conocidos que hemos encontrado aquí, te pueden nombrar un comunista, y eso te puede meter en grandes problemas”, dijo el padre.
Al prender la peregrinación, el padre Alindogan invitó al grupo diciendo “Vengan y Vean”, dijo el padre. En la clausura de la experiencia, se les envió diciendo “Vayan y Compartan” sobre sus experiencias.
“Escuchar la Buena Nueva no trata de solo hablar de ella del pulpito; a veces hay que arriesgar tu vida, tu vocación, y tu misión”, dijo el padre Alindogan sobre los misioneros con que se encontraron. “Se arriesga mucho al compartir el Evangelio”.
Añadió que animaría a sus feligreses a considerar una experiencia peregrina en el futuro, para que también tuvieran una experiencia tan transformadora de fe”.
“Me encantaría que mis feligreses conocieran eso algún día”, dijo.
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