Jesús sigue naciendo hasta hoy
December 6, 2019 at 7:09 p.m.
¿Serán los regalos, el olor al pino, el pesebre, los villancicos, las posadas, el pernil, los tamales, la familia o será que lo primero que le viene a la mente sean su país, su familia, amigos lejanos o familia y amigos que ya no están con usted?
La Navidad es una de estas fechas que evoca muchos distintos sentimientos; sentimientos de alegría o sentimientos de nostalgia. La nostalgia nos puede impulsar de alguna forma a hacer un inventario de nuestra vida, y preguntarse ¿Cómo he vivido mi vida? ¿Qué cosas pude haber hecho distinto? ¿Qué puedo hacer mejor?
La palabra “Navidad” significa nacimiento. Es la celebración del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo.
¿Salvador? ¿Salvarnos de que? Pues, el nacimiento de Jesús nos salva de toda tristeza, dolencias, y de todo vacío que nos trae la nostalgia. Como dijo el papa León Magno, “No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida”.
Cuando celebramos la “Navidad”, estamos celebrando el nacimiento del dador de vida, del que nos da la vida no solamente física sino también la vida espiritual. Cada año, la Iglesia nos recuerda este gran Nacimiento y nos prepara durante el Adviento para dejar que nuestro Salvador Jesucristo siga naciendo nuevamente en nosotros.
¿Cómo puedo dejar que Jesús siga naciendo en mí?
Jesús nos dice: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).
Al dejar nacer a Jesús en nuestra vida, los sentimientos navideños van a seguir ahí pero los vamos a vivir de una forma muy diferente porque no nos va hacer falta nada. Lo tendremos todos. Tendremos al dador de la vida y “¿Qué le hace falta al que da a todos la vida, el aliento y todo lo demás” (Hechos 17:25)?
!Feliz Navidad!
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¿Serán los regalos, el olor al pino, el pesebre, los villancicos, las posadas, el pernil, los tamales, la familia o será que lo primero que le viene a la mente sean su país, su familia, amigos lejanos o familia y amigos que ya no están con usted?
La Navidad es una de estas fechas que evoca muchos distintos sentimientos; sentimientos de alegría o sentimientos de nostalgia. La nostalgia nos puede impulsar de alguna forma a hacer un inventario de nuestra vida, y preguntarse ¿Cómo he vivido mi vida? ¿Qué cosas pude haber hecho distinto? ¿Qué puedo hacer mejor?
La palabra “Navidad” significa nacimiento. Es la celebración del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo.
¿Salvador? ¿Salvarnos de que? Pues, el nacimiento de Jesús nos salva de toda tristeza, dolencias, y de todo vacío que nos trae la nostalgia. Como dijo el papa León Magno, “No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida”.
Cuando celebramos la “Navidad”, estamos celebrando el nacimiento del dador de vida, del que nos da la vida no solamente física sino también la vida espiritual. Cada año, la Iglesia nos recuerda este gran Nacimiento y nos prepara durante el Adviento para dejar que nuestro Salvador Jesucristo siga naciendo nuevamente en nosotros.
¿Cómo puedo dejar que Jesús siga naciendo en mí?
Jesús nos dice: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).
Al dejar nacer a Jesús en nuestra vida, los sentimientos navideños van a seguir ahí pero los vamos a vivir de una forma muy diferente porque no nos va hacer falta nada. Lo tendremos todos. Tendremos al dador de la vida y “¿Qué le hace falta al que da a todos la vida, el aliento y todo lo demás” (Hechos 17:25)?
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