En la Misa Crismal, el Obispo recuerda a los sacerdotes la sagrada confianza que Dios ha depositado en ellos
April 24, 2025 at 4:12 p.m.
Para la Iglesia de Trenton, el lunes de Semana Santa es un tiempo de gracia en el que los miembros de la familia diocesana se unen al obispo David M. O’Connell, C.M., para la Misa Crismal anual.
El 14 de abril, laicos, religiosos, sacerdotes y diáconos llenaron de 1,100 asientos de la Concatedral de San Roberto Belarmino, en Freehold, donde se unieron al obispo O'Connell para la misa anual, considerada una de las liturgias más solemnes y significativas del año eclesiástico.
GALERÍA DE FOTOS: Misa Crismal 2025
La Misa Crismal, impregnada de un rico simbolismo y tradición, es la reunión anual en la que el Obispo bendice los santos óleos que se utilizan en el ministerio sacramental de los sacerdotes y diáconos en las parroquias durante el año siguiente. Durante la Presentación de los Ofrecimientos, los representantes designados llevaron recipientes con el Óleo de los Enfermos y el Óleo del Catecúmeno para que el Obispo los bendijera, junto con el Santo Crisma, que este consagra. El Santo Crisma se utiliza para los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la ordenación de sacerdotes y obispos, y la consagración de iglesias y altares. Después de la Misa, los representantes de las parroquias llevan los óleos bendecidos a sus comunidades de fe para que se utilicen en los ritos sacramentales.
“La consagración del Crisma y la bendición de los santos óleos de los catecúmenos y los enfermos son una expresión hermosa y sagrada del cuidado sacramental y permanente de la Iglesia por el pueblo de Dios: dones para ellos”, dijo el obispo O’Connell.
Renovación del Ministerio
Un punto central de la Misa es la renovación de las promesas sacerdotales de los miembros del presbiterio ante el Obispo O’Connell. “Con todos los sacerdotes diocesanos y religiosos que sirven en la Diócesis local, presentes y unidos a su Obispo como sucesor de los apóstoles, renuevan su fidelidad y lealtad a él y a Jesucristo”, dijo el Obispo.
A su vez, el Obispo pide el apoyo de sus oraciones. “Para el Obispo, para mí, estos momentos juntos —los óleos sacramentales, la reunión de sacerdotes, la asamblea eucarística de esta Iglesia local— son profundamente conmovedores. Les agradezco su presencia”
El Obispo O’Connell aprovechó la oportunidad para destacar las “palabras, las manos y el corazón de un sacerdote”
La ordenación sacerdotal, dijo el obispo, “pone en vuestros labios la Palabra de Dios”.
“Cuando hablan, cuando predican, cuando enseñan, cuando aconsejan como sacerdotes, los fieles escuchan la voz de Dios”, dijo.
“Hermanos míos, sus palabras importan”, dijo el Obispo. “Y no solo lo que dicen, sino cómo lo dicen; a menudo, su manera puede ser más instructiva. Sean reflexivos al hablar. Sean cuidadosos al hablar. Y sean fieles a la verdad en sus palabras”.
Durante el Rito de Ordenación, las manos de un sacerdote son ungidas con el Óleo Crismal, “el mismo Crisma que consagramos esta noche”, dijo el Obispo.
“Tus manos fueron y siguen siendo ungidas para santificar, para ofrecer sacrificios” dijo. “Tus manos están ungidas con aceite como instrumento y como símbolo”.
El corazón de un sacerdote, dijo el obispo O’Connell, “da el significado más verdadero a las palabras que pronuncia y a cómo las pronuncia”.
“El corazón del sacerdote da el propósito y la dirección más auténticos a sus manos ungidas… El corazón del sacerdote brinda el amor más sincero a aquellos por quienes fue ordenado y a cómo los sirve, siempre.”
Tras la homilía, el Obispo O'Connell invitó a los sacerdotes a renovar su dedicación personal a Cristo.
El Obispo también reconoció al Rev. Sr. Alan Bridges, diácono transitorio de la Diócesis, quien se espera reciba el Sacramento del Orden Sagrado el 31 de mayo a las 10:00 a. m. en la Catedral de Santa María de la Asunción, en Trenton.
Haciendo la conexión
Kyle McBride, de la parroquia de Santo Tomás Moro, Manalapan, encontró su primera Misa Crismal muy significativa, especialmente porque está discerniendo su vocación sacerdotal. McBride agradeció al padre Christopher Colavito, director diocesano de vocaciones, por la invitación a asistir a la Misa Crismal y comentó lo hermoso que fue ver a tantos sacerdotes, jóvenes y mayores, reunidos, así como al obispo, quien irradiaba mucha alegría.
Si bien Giovanna Jesusi, miembro de la parroquia Santa Rosa de Lima, Freehold, ha asistido a la Misa Crismal durante los últimos cinco años, encontró que la celebración de 2025 fue “mucho más alegre y abrumadoramente feliz”.
“Sentí la calidez, el amor y el Espíritu Santo entre nosotros”, dijo, señalando que cree que es importante que los fieles de la Diócesis asistan a la Misa Crismal y muestren apoyo a los hombres que ya son sacerdotes y animen a los jóvenes a considerar el sacerdocio.
“Ver a todos los hombres de la Diócesis que han entregado su vida para servir es una gran alegría”, dijo Jesusi, y reiteró la homilía del Obispo, añadiendo que es importante que la gente de la Diócesis apoye a sus sacerdotes.
“Necesitamos estar ahí para ellos porque están aquí con nosotros”, dijo.
Evelia García, de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Lakewood, quien asistió por primera vez a la Misa Crismal, también habló de lo impresionada que estaba al ver a tantos sacerdotes, entre ellos su párroco, el Padre Verbo Divino Guilherme Andrino y, por supuesto, el Obispo.
García dijo que fue una “gran alegría” participar en la Misa Crismal con el Obispo y valoró cómo en su homilía habló de los sacerdotes “y de la misión que tienen”.
Añadió lo conmovida que se sintió cuando el Obispo reconoció al Rev. Sr. Bridges y su próxima ordenación.
"Me gustó que hubiera una nueva persona que buscaba ser sacerdote", dijo.
Los lunes por la noche, Rose McVey suele asistir a la misa de las 7 p. m. en la iglesia de San Miguel, en West End, donde colabora como ministra extraordinaria de la Sagrada Comunión y lectora. Pero cuando se le presentó la oportunidad de asistir a la Misa Crismal por primera vez, se encargó de la cobertura de sus ministerios parroquiales y se dirigió a la Concatedral.
"Es cierto lo que dijo el Obispo sobre cómo un sacerdote usa su voz, sus manos y su corazón para conectar con sus feligreses", dijo.
"Fue una experiencia maravillosa", añadió McVey, "escuchar al Obispo, ver a tantos sacerdotes y formar parte de esta comunidad diocesana".
Los sacerdotes de la Diócesis se ponen de pie y renuevan su compromiso sacerdotal al servicio de la comunidad diocesana. Fotos de Mike EhrmannRelated Stories
Thursday, May 15, 2025
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Para la Iglesia de Trenton, el lunes de Semana Santa es un tiempo de gracia en el que los miembros de la familia diocesana se unen al obispo David M. O’Connell, C.M., para la Misa Crismal anual.
El 14 de abril, laicos, religiosos, sacerdotes y diáconos llenaron de 1,100 asientos de la Concatedral de San Roberto Belarmino, en Freehold, donde se unieron al obispo O'Connell para la misa anual, considerada una de las liturgias más solemnes y significativas del año eclesiástico.
GALERÍA DE FOTOS: Misa Crismal 2025
La Misa Crismal, impregnada de un rico simbolismo y tradición, es la reunión anual en la que el Obispo bendice los santos óleos que se utilizan en el ministerio sacramental de los sacerdotes y diáconos en las parroquias durante el año siguiente. Durante la Presentación de los Ofrecimientos, los representantes designados llevaron recipientes con el Óleo de los Enfermos y el Óleo del Catecúmeno para que el Obispo los bendijera, junto con el Santo Crisma, que este consagra. El Santo Crisma se utiliza para los sacramentos del Bautismo, la Confirmación, la ordenación de sacerdotes y obispos, y la consagración de iglesias y altares. Después de la Misa, los representantes de las parroquias llevan los óleos bendecidos a sus comunidades de fe para que se utilicen en los ritos sacramentales.
“La consagración del Crisma y la bendición de los santos óleos de los catecúmenos y los enfermos son una expresión hermosa y sagrada del cuidado sacramental y permanente de la Iglesia por el pueblo de Dios: dones para ellos”, dijo el obispo O’Connell.
Renovación del Ministerio
Un punto central de la Misa es la renovación de las promesas sacerdotales de los miembros del presbiterio ante el Obispo O’Connell. “Con todos los sacerdotes diocesanos y religiosos que sirven en la Diócesis local, presentes y unidos a su Obispo como sucesor de los apóstoles, renuevan su fidelidad y lealtad a él y a Jesucristo”, dijo el Obispo.
A su vez, el Obispo pide el apoyo de sus oraciones. “Para el Obispo, para mí, estos momentos juntos —los óleos sacramentales, la reunión de sacerdotes, la asamblea eucarística de esta Iglesia local— son profundamente conmovedores. Les agradezco su presencia”
El Obispo O’Connell aprovechó la oportunidad para destacar las “palabras, las manos y el corazón de un sacerdote”
La ordenación sacerdotal, dijo el obispo, “pone en vuestros labios la Palabra de Dios”.
“Cuando hablan, cuando predican, cuando enseñan, cuando aconsejan como sacerdotes, los fieles escuchan la voz de Dios”, dijo.
“Hermanos míos, sus palabras importan”, dijo el Obispo. “Y no solo lo que dicen, sino cómo lo dicen; a menudo, su manera puede ser más instructiva. Sean reflexivos al hablar. Sean cuidadosos al hablar. Y sean fieles a la verdad en sus palabras”.
Durante el Rito de Ordenación, las manos de un sacerdote son ungidas con el Óleo Crismal, “el mismo Crisma que consagramos esta noche”, dijo el Obispo.
“Tus manos fueron y siguen siendo ungidas para santificar, para ofrecer sacrificios” dijo. “Tus manos están ungidas con aceite como instrumento y como símbolo”.
El corazón de un sacerdote, dijo el obispo O’Connell, “da el significado más verdadero a las palabras que pronuncia y a cómo las pronuncia”.
“El corazón del sacerdote da el propósito y la dirección más auténticos a sus manos ungidas… El corazón del sacerdote brinda el amor más sincero a aquellos por quienes fue ordenado y a cómo los sirve, siempre.”
Tras la homilía, el Obispo O'Connell invitó a los sacerdotes a renovar su dedicación personal a Cristo.
El Obispo también reconoció al Rev. Sr. Alan Bridges, diácono transitorio de la Diócesis, quien se espera reciba el Sacramento del Orden Sagrado el 31 de mayo a las 10:00 a. m. en la Catedral de Santa María de la Asunción, en Trenton.
Haciendo la conexión
Kyle McBride, de la parroquia de Santo Tomás Moro, Manalapan, encontró su primera Misa Crismal muy significativa, especialmente porque está discerniendo su vocación sacerdotal. McBride agradeció al padre Christopher Colavito, director diocesano de vocaciones, por la invitación a asistir a la Misa Crismal y comentó lo hermoso que fue ver a tantos sacerdotes, jóvenes y mayores, reunidos, así como al obispo, quien irradiaba mucha alegría.
Si bien Giovanna Jesusi, miembro de la parroquia Santa Rosa de Lima, Freehold, ha asistido a la Misa Crismal durante los últimos cinco años, encontró que la celebración de 2025 fue “mucho más alegre y abrumadoramente feliz”.
“Sentí la calidez, el amor y el Espíritu Santo entre nosotros”, dijo, señalando que cree que es importante que los fieles de la Diócesis asistan a la Misa Crismal y muestren apoyo a los hombres que ya son sacerdotes y animen a los jóvenes a considerar el sacerdocio.
“Ver a todos los hombres de la Diócesis que han entregado su vida para servir es una gran alegría”, dijo Jesusi, y reiteró la homilía del Obispo, añadiendo que es importante que la gente de la Diócesis apoye a sus sacerdotes.
“Necesitamos estar ahí para ellos porque están aquí con nosotros”, dijo.
Evelia García, de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Lakewood, quien asistió por primera vez a la Misa Crismal, también habló de lo impresionada que estaba al ver a tantos sacerdotes, entre ellos su párroco, el Padre Verbo Divino Guilherme Andrino y, por supuesto, el Obispo.
García dijo que fue una “gran alegría” participar en la Misa Crismal con el Obispo y valoró cómo en su homilía habló de los sacerdotes “y de la misión que tienen”.
Añadió lo conmovida que se sintió cuando el Obispo reconoció al Rev. Sr. Bridges y su próxima ordenación.
"Me gustó que hubiera una nueva persona que buscaba ser sacerdote", dijo.
Los lunes por la noche, Rose McVey suele asistir a la misa de las 7 p. m. en la iglesia de San Miguel, en West End, donde colabora como ministra extraordinaria de la Sagrada Comunión y lectora. Pero cuando se le presentó la oportunidad de asistir a la Misa Crismal por primera vez, se encargó de la cobertura de sus ministerios parroquiales y se dirigió a la Concatedral.
"Es cierto lo que dijo el Obispo sobre cómo un sacerdote usa su voz, sus manos y su corazón para conectar con sus feligreses", dijo.
"Fue una experiencia maravillosa", añadió McVey, "escuchar al Obispo, ver a tantos sacerdotes y formar parte de esta comunidad diocesana".
Los sacerdotes de la Diócesis se ponen de pie y renuevan su compromiso sacerdotal al servicio de la comunidad diocesana. Fotos de Mike Ehrmann