El Sagrado Corazón de Jesús: “Él nos ha amado”

October 28, 2024 at 10:13 a.m.

Por Obispo David M. O'Connell, C.M.

Una reflexión del obispo David M. O’Connell, C.M., sobre la nueva encíclica de Su Santidad el Papa Francisco

Han pasado 68 años desde la publicación de una encíclica papal dedicada exclusivamente al Sagrado Corazón de Jesús (Pío XII, encíclica Haurietis Aquas, “Sacarás aguas”, 15 de Mayo de 1956). En ella, el Papa Pío XII fomentaba la devoción a el Sagrado Corazón de Jesús, instando a los católicos a reflexionar sobre el misterio de Dios y su amor para ser transformados por él.

Desde finales del siglo XVII, la devoción al Sagrado Corazón se ha extraído de las visiones de Santa Margarita María Alacoque (1647-1690), una monja de la Visitación y mística francesa a quien nuestro Señor reveló su deseo de ser honrada a través del símbolo de un corazón, su propio “corazón traspasado”.

El Papa Pío XII escribió esa devoción al Sagrado Corazón de Jesús:

«al describir el amor del Corazón mismo de Jesús, comprende no sólo la caridad divina, sino también los sentimientos de un afecto humano. […] No hay duda de que el Corazón de Cristo, unido hipostáticamente a la Persona divina del Verbo, palpitó de amor y de todo otro afecto sensible». [36]

El pedido de Jesús es amor. Cuando el corazón creyente lo descubre, la respuesta que brota espontáneamente no consiste en una pesada búsqueda de sacrificios o en el mero cumplimiento de un pesado deber, es cuestión de amor: «Recibí de Dios gracias excesivas de su amor, y sintiéndome movida del deseo de corresponderle en algo y rendirle amor por amor». [164] Así enseña León XIII, escribiendo que, mediante la imagen del Sagrado Corazón, la caridad de Cristo «nos incita a devolverle amor por amor». [165]

Anticipándose a la Fiesta Solemne del Sagrado Corazón en Mayo pasado, el Papa Francisco anunció su intención de escribir una nueva encíclica en otoño, observando,

Creo que nos hará mucho bien meditar sobre diversos aspectos del amor del Señor, que pueden iluminar el camino de la renovación eclesial, que dice algo significativo a un mundo que parece haber perdido el corazón (Papa Francisco, Audiencia General, 22 de Mayo). , 2024).

También aprovechó la audiencia para animar a los creyentes de todo el mundo a orar por la paz.

El 24 de Octubre de 2024, para honrar el 350 aniversario de las Apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, el Papa Francisco publicó su prometida encíclica sobre el Sagrado Corazón de Jesús, “Dilexit Nos” ('Él nos ha amado '), escribiendo,

Pero cuando nos asalta la tentación de navegar por la superficie, de vivir corriendo sin saber finalmente para qué, de convertirnos en consumistas insaciables y esclavizados por los engranajes de un mercado al cual no le interesa el sentido de nuestra existencia, necesitamos recuperar la importancia del corazón. [1]

A lo largo del texto, el Santo Padre utiliza palabras e imágenes de las Sagradas Escrituras, grandes teólogos y santos, así como escritos de filósofos, poetas y otras grandes mentes de todas las épocas para desarrollar y explicar su comprensión del simbolismo del corazón humano y por qué. es importante como imagen apropiada para la consideración del Divino Corazón de Cristo. Él escribe:

Cuando cada uno reflexiona, busca, medita sobre su propio ser y su identidad, o analiza las cuestiones más elevadas; cuando piensa acerca del sentido de su vida e incluso si busca a Dios, aun cuando experimente el gusto de haber vislumbrado algo de la verdad, eso necesita encontrar su culminación en el amor. Amando, la persona siente que sabe por qué y para qué vive. Así todo confluye en un estado de conexión y de armonía. Por eso, frente al propio misterio personal, quizás la pregunta más decisiva que cada uno podría hacerse es: ¿tengo corazón?

El Corazón de Cristo, que simboliza su centro personal, desde donde brota su amor por nosotros, es el núcleo viviente del primer anuncio. Allí está el origen de nuestra fe, el manantial que mantiene vivas las convicciones cristianas.

Amor y corazón no están necesariamente unidos, porque en un corazón humano pueden reinar el odio, la indiferencia, el egoísmo. Pero no alcanzamos nuestra humanidad plena si no salimos de nosotros mismos, y no llegamos a ser enteramente nosotros mismos si no amamos. De manera que el centro íntimo de nuestra persona, creado para el amor, sólo realizará el proyecto de Dios cuando ame. Así, el símbolo del corazón al mismo tiempo simboliza el amor (59)

Nuestra devoción al Corazón de Cristo es algo esencial a la propia vida cristiana en la medida en que significa nuestra apertura, llena de fe y de adoración, ante el misterio del amor divino y humano del Señor, hasta el punto que podemos sostener una vez más que el Sagrado Corazón es una síntesis del Evangelio. [75] Hay que recordar que las visiones o manifestaciones místicas narradas por algunos santos que propusieron con pasión la devoción al Corazón de Cristo, no son algo que los creyentes estén obligados a creer como si fuera la Palabra de Dios. [76] Son bellos estímulos que pueden motivar y hacer mucho bien, aunque nadie debe sentirse forzado a seguirlos si no constata que le ayudan en su camino espiritual. (83)

Este intenso reconocimiento del amor de Jesucristo que nos transmitió santa Margarita María nos ofrece valiosos estímulos para nuestra unión con él. Eso no significa que nos sintamos obligados a aceptar o asumir todos los detalles de esa propuesta espiritual, donde, como suele ocurrir, se mezclan con la acción divina elementos humanos relacionados con los propios deseos, inquietudes e imágenes interiores. [114] Tal propuesta, siempre tiene que ser releída a la luz del Evangelio y de toda la rica tradición espiritual de la Iglesia, al mismo tiempo que reconocemos cuánto bien ha hecho en tantas hermanas y en tantos hermanos. Esto nos permite reconocer regalos del Espíritu Santo dentro de dicha experiencia de fe y de amor. Más importante que los detalles es el núcleo del mensaje que se nos transmite y que puede resumirse en aquellas palabras que santa Margarita escuchó: «He ahí este Corazón, que ha amado tanto a los hombres, que nada ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor».

A pesar de su extensión, la cuarta encíclica del Santo Padre es una presentación instructiva, impresionante e inspiradora del significado espiritual perdurable de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en y para la vida del mundo.  Tómate el tiempo para leerlo, estudiarlo, orar sobre él y con él.  El Sagrado Corazón de Jesús es un eterno recordatorio para nosotros de que “en lo más profundo de nuestro ser, fuimos hechos para amar y ser amados (21)”.


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Han pasado 68 años desde la publicación de una encíclica papal dedicada exclusivamente al Sagrado Corazón de Jesús (Pío XII, encíclica Haurietis Aquas, “Sacarás aguas”, 15 de Mayo de 1956). En ella, el Papa Pío XII fomentaba la devoción a el Sagrado Corazón de Jesús, instando a los católicos a reflexionar sobre el misterio de Dios y su amor para ser transformados por él.

Desde finales del siglo XVII, la devoción al Sagrado Corazón se ha extraído de las visiones de Santa Margarita María Alacoque (1647-1690), una monja de la Visitación y mística francesa a quien nuestro Señor reveló su deseo de ser honrada a través del símbolo de un corazón, su propio “corazón traspasado”.

El Papa Pío XII escribió esa devoción al Sagrado Corazón de Jesús:

«al describir el amor del Corazón mismo de Jesús, comprende no sólo la caridad divina, sino también los sentimientos de un afecto humano. […] No hay duda de que el Corazón de Cristo, unido hipostáticamente a la Persona divina del Verbo, palpitó de amor y de todo otro afecto sensible». [36]

El pedido de Jesús es amor. Cuando el corazón creyente lo descubre, la respuesta que brota espontáneamente no consiste en una pesada búsqueda de sacrificios o en el mero cumplimiento de un pesado deber, es cuestión de amor: «Recibí de Dios gracias excesivas de su amor, y sintiéndome movida del deseo de corresponderle en algo y rendirle amor por amor». [164] Así enseña León XIII, escribiendo que, mediante la imagen del Sagrado Corazón, la caridad de Cristo «nos incita a devolverle amor por amor». [165]

Anticipándose a la Fiesta Solemne del Sagrado Corazón en Mayo pasado, el Papa Francisco anunció su intención de escribir una nueva encíclica en otoño, observando,

Creo que nos hará mucho bien meditar sobre diversos aspectos del amor del Señor, que pueden iluminar el camino de la renovación eclesial, que dice algo significativo a un mundo que parece haber perdido el corazón (Papa Francisco, Audiencia General, 22 de Mayo). , 2024).

También aprovechó la audiencia para animar a los creyentes de todo el mundo a orar por la paz.

El 24 de Octubre de 2024, para honrar el 350 aniversario de las Apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, el Papa Francisco publicó su prometida encíclica sobre el Sagrado Corazón de Jesús, “Dilexit Nos” ('Él nos ha amado '), escribiendo,

Pero cuando nos asalta la tentación de navegar por la superficie, de vivir corriendo sin saber finalmente para qué, de convertirnos en consumistas insaciables y esclavizados por los engranajes de un mercado al cual no le interesa el sentido de nuestra existencia, necesitamos recuperar la importancia del corazón. [1]

A lo largo del texto, el Santo Padre utiliza palabras e imágenes de las Sagradas Escrituras, grandes teólogos y santos, así como escritos de filósofos, poetas y otras grandes mentes de todas las épocas para desarrollar y explicar su comprensión del simbolismo del corazón humano y por qué. es importante como imagen apropiada para la consideración del Divino Corazón de Cristo. Él escribe:

Cuando cada uno reflexiona, busca, medita sobre su propio ser y su identidad, o analiza las cuestiones más elevadas; cuando piensa acerca del sentido de su vida e incluso si busca a Dios, aun cuando experimente el gusto de haber vislumbrado algo de la verdad, eso necesita encontrar su culminación en el amor. Amando, la persona siente que sabe por qué y para qué vive. Así todo confluye en un estado de conexión y de armonía. Por eso, frente al propio misterio personal, quizás la pregunta más decisiva que cada uno podría hacerse es: ¿tengo corazón?

El Corazón de Cristo, que simboliza su centro personal, desde donde brota su amor por nosotros, es el núcleo viviente del primer anuncio. Allí está el origen de nuestra fe, el manantial que mantiene vivas las convicciones cristianas.

Amor y corazón no están necesariamente unidos, porque en un corazón humano pueden reinar el odio, la indiferencia, el egoísmo. Pero no alcanzamos nuestra humanidad plena si no salimos de nosotros mismos, y no llegamos a ser enteramente nosotros mismos si no amamos. De manera que el centro íntimo de nuestra persona, creado para el amor, sólo realizará el proyecto de Dios cuando ame. Así, el símbolo del corazón al mismo tiempo simboliza el amor (59)

Nuestra devoción al Corazón de Cristo es algo esencial a la propia vida cristiana en la medida en que significa nuestra apertura, llena de fe y de adoración, ante el misterio del amor divino y humano del Señor, hasta el punto que podemos sostener una vez más que el Sagrado Corazón es una síntesis del Evangelio. [75] Hay que recordar que las visiones o manifestaciones místicas narradas por algunos santos que propusieron con pasión la devoción al Corazón de Cristo, no son algo que los creyentes estén obligados a creer como si fuera la Palabra de Dios. [76] Son bellos estímulos que pueden motivar y hacer mucho bien, aunque nadie debe sentirse forzado a seguirlos si no constata que le ayudan en su camino espiritual. (83)

Este intenso reconocimiento del amor de Jesucristo que nos transmitió santa Margarita María nos ofrece valiosos estímulos para nuestra unión con él. Eso no significa que nos sintamos obligados a aceptar o asumir todos los detalles de esa propuesta espiritual, donde, como suele ocurrir, se mezclan con la acción divina elementos humanos relacionados con los propios deseos, inquietudes e imágenes interiores. [114] Tal propuesta, siempre tiene que ser releída a la luz del Evangelio y de toda la rica tradición espiritual de la Iglesia, al mismo tiempo que reconocemos cuánto bien ha hecho en tantas hermanas y en tantos hermanos. Esto nos permite reconocer regalos del Espíritu Santo dentro de dicha experiencia de fe y de amor. Más importante que los detalles es el núcleo del mensaje que se nos transmite y que puede resumirse en aquellas palabras que santa Margarita escuchó: «He ahí este Corazón, que ha amado tanto a los hombres, que nada ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor».

A pesar de su extensión, la cuarta encíclica del Santo Padre es una presentación instructiva, impresionante e inspiradora del significado espiritual perdurable de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en y para la vida del mundo.  Tómate el tiempo para leerlo, estudiarlo, orar sobre él y con él.  El Sagrado Corazón de Jesús es un eterno recordatorio para nosotros de que “en lo más profundo de nuestro ser, fuimos hechos para amar y ser amados (21)”.

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