La acción de agradecer lleva la gratitud un paso más allá
November 27, 2024 at 9:41 a.m.
San Vicente de Paúl (1581-1660), fundador de la congregación religiosa a la que pertenezco, hablaba a menudo a sus sacerdotes y hermanos acerca de la gratitud como la “virtud más importante”. Observaba: “Deberíamos dedicar tanto tiempo a agradecer a Dios sus beneficios como a pedirlos”.
Su sabiduría se hacía eco de la del antiguo estadista y orador romano Cicerón (106-43 a. C.), que llamaba a la gratitud “la madre de todas las virtudes”.
La gratitud y la acción de gracias son, sin duda, cualidades humanas admirables y la fuente de muchas gracias sociales y espirituales. Que nosotros, los estadounidenses, dediquemos un día entero a exaltarlos y celebrarlos es igualmente admirable.
El último Jueves de Noviembre es el día que tradicionalmente dedicamos a dar gracias como nación, desde principios del siglo XIX. “Hace más de tres siglos”, escribió el presidente John F. Kennedy en su Proclamación de Acción de Gracias de 1963:
“Nuestros antepasados en Virginia y Massachusetts, lejos de casa en un desierto solitario, reservaron un momento para dar gracias. En el día señalado, dieron gracias reverentes por su seguridad, por la salud de sus hijos, por la fertilidad de sus campos, por el amor que los unía y por la fe que los unía con su Dios”.
Estos sentimientos dejan en claro por qué la gratitud y el agradecimiento han perdurado en la memoria de nuestra nación desde los primeros días de su colonización y asentamiento. La “gratitud” es un sentimiento, una emoción que se origina en un corazón pleno que se da cuenta y reconoce todas las bendiciones que Dios nos ha dado. El “agradecimiento”, que a menudo se considera sinónimo, lleva la gratitud un paso más allá. El agradecimiento es una acción: es lo que “hacemos” con nuestra gratitud. Estar agradecido, expresar agradecimiento, da origen a muchas otras emociones, disposiciones y virtudes: humildad, paciencia, bondad, caridad y muchas más cosas buenas que mostramos y hacemos unos por otros en respuesta a lo que el Todopoderoso nos ha mostrado y hecho.
En nuestra experiencia americana, el “Día de Acción de Gracias” nos lleva a una mesa donde se comparte un banquete de comidas maravillosas y grandes recuerdos. En nuestra experiencia católica, el día de Acción de Gracias también nos lleva a una mesa – la mesa eucarística – donde se nos da el más grande de todos los alimentos, el precioso Cuerpo y Sangre del Señor Jesucristo. “Eucaristía” viene de la palabra griega que significa “acción de gracias”. Cuando compartimos la Eucaristía, encontramos al verdadero “padre de todas las virtudes”.
Para el Día de Acción de Gracias de este año – en casa y en la Iglesia, en las mesas y en las oraciones – volvamos nuestros corazones a la gratitud y al agradecimiento a Dios Todopoderoso y a tantas personas en nuestras vidas, pasadas y presentes.
Que tengan un Día de Acción de Gracias seguro, saludable y feliz con y para aquellos que más aman. Dios los bendiga.
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Thursday, December 12, 2024
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San Vicente de Paúl (1581-1660), fundador de la congregación religiosa a la que pertenezco, hablaba a menudo a sus sacerdotes y hermanos acerca de la gratitud como la “virtud más importante”. Observaba: “Deberíamos dedicar tanto tiempo a agradecer a Dios sus beneficios como a pedirlos”.
Su sabiduría se hacía eco de la del antiguo estadista y orador romano Cicerón (106-43 a. C.), que llamaba a la gratitud “la madre de todas las virtudes”.
La gratitud y la acción de gracias son, sin duda, cualidades humanas admirables y la fuente de muchas gracias sociales y espirituales. Que nosotros, los estadounidenses, dediquemos un día entero a exaltarlos y celebrarlos es igualmente admirable.
El último Jueves de Noviembre es el día que tradicionalmente dedicamos a dar gracias como nación, desde principios del siglo XIX. “Hace más de tres siglos”, escribió el presidente John F. Kennedy en su Proclamación de Acción de Gracias de 1963:
“Nuestros antepasados en Virginia y Massachusetts, lejos de casa en un desierto solitario, reservaron un momento para dar gracias. En el día señalado, dieron gracias reverentes por su seguridad, por la salud de sus hijos, por la fertilidad de sus campos, por el amor que los unía y por la fe que los unía con su Dios”.
Estos sentimientos dejan en claro por qué la gratitud y el agradecimiento han perdurado en la memoria de nuestra nación desde los primeros días de su colonización y asentamiento. La “gratitud” es un sentimiento, una emoción que se origina en un corazón pleno que se da cuenta y reconoce todas las bendiciones que Dios nos ha dado. El “agradecimiento”, que a menudo se considera sinónimo, lleva la gratitud un paso más allá. El agradecimiento es una acción: es lo que “hacemos” con nuestra gratitud. Estar agradecido, expresar agradecimiento, da origen a muchas otras emociones, disposiciones y virtudes: humildad, paciencia, bondad, caridad y muchas más cosas buenas que mostramos y hacemos unos por otros en respuesta a lo que el Todopoderoso nos ha mostrado y hecho.
En nuestra experiencia americana, el “Día de Acción de Gracias” nos lleva a una mesa donde se comparte un banquete de comidas maravillosas y grandes recuerdos. En nuestra experiencia católica, el día de Acción de Gracias también nos lleva a una mesa – la mesa eucarística – donde se nos da el más grande de todos los alimentos, el precioso Cuerpo y Sangre del Señor Jesucristo. “Eucaristía” viene de la palabra griega que significa “acción de gracias”. Cuando compartimos la Eucaristía, encontramos al verdadero “padre de todas las virtudes”.
Para el Día de Acción de Gracias de este año – en casa y en la Iglesia, en las mesas y en las oraciones – volvamos nuestros corazones a la gratitud y al agradecimiento a Dios Todopoderoso y a tantas personas en nuestras vidas, pasadas y presentes.
Que tengan un Día de Acción de Gracias seguro, saludable y feliz con y para aquellos que más aman. Dios los bendiga.