Todo depende de la Pascua
July 29, 2019 at 12:37 p.m.

San Pablo escribió: “Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también la fe de ustedes” (1 Corintios 15:13-14). Son unas “SI” bastante grandes con unas consecuencias igual de grandes para nosotros cristianos. Pensemos en ellas un momento. Todo que predicamos en la Iglesia y todo que creemos se basa en lo siguiente: ¡Jesucristo se resucitó después de morirse! ¡Todo se trata de la Pascua!
“… sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre El. Porque en cuanto a que El murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto Él vive, vive para Dios (Romanos 6: 9-10)”.
Así que, entre el resucitado Señor Jesucristo y nosotros como creyentes cristianos, entre lo que predicamos y lo que creemos, está la celebración de nuestra fe Pascual. “De hecho, todo que existe en la Iglesia – los sacramentos, la doctrina, las instituciones – tiene su fuerza en la resurrección de Cristo” (P. Raniero Cantalamessa, “Vida en Cristo”, 67).
El Señor Jesucristo nos asegura que “Yo soy la Resurrección y la Vida. Quien cree en mí tendrá no morirá” (Juan 11: 25-26). ¿Existe una mejor invitación? ¿Habría alguna promesa mejor? ¿Podría haber mayor esperanza en este mundo nuestro? No puede ser ninguna sorpresa, entonces, darnos cuenta de que toda nuestra fe como católicos, como cristianos, depende de la verdad de la Pascua.
La fe en la Resurrección del Señor Jesucristo expresa la convicción tan profundamente que existe mucha más vida que nosotros vemos y sentimos en este mundo, que a pesar de la calidad de esta vida, con todos sus desafíos y momentos difíciles – a pesar de todas sus cruces – que viene una mejor vida gracias a la Resurrección de Cristo. El difunto y grande venerado arzobispo Fulton Sheen una vez reflexionó que “La Cruz tenía las preguntas; la Resurrección las contestó. La Cruz preguntó: ‘¿por qué Dios permitiría a la maldad y al pecado clavar a la Justicia a un árbol?’ La Resurrección contestó que ‘aquel pecado, después de haber hecho el peor que podía, se cansara y entonces estaría vencido por el Amor que es más fuerte que el pecado y la muerte’ (Fulton J. Sheen, “Cuaresma y la Sabiduría Pascual”, 110).
La Pascua permite a las personas de fe poder “volver allí, para ver a Jesús resucitado, y convertirse en testigos de su resurrección. No es un volver atrás, no es una nostalgia. Es volver al primer amor, para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos, a todos los extremos de la tierra” (Papa Francisco, “Homilía de la Vigilia Pascual”, 19 de abril del 2014).
¡Felices Pascuas!
Obispo David M. O’Connell, C.M.
Obispo de Trenton
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San Pablo escribió: “Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también la fe de ustedes” (1 Corintios 15:13-14). Son unas “SI” bastante grandes con unas consecuencias igual de grandes para nosotros cristianos. Pensemos en ellas un momento. Todo que predicamos en la Iglesia y todo que creemos se basa en lo siguiente: ¡Jesucristo se resucitó después de morirse! ¡Todo se trata de la Pascua!
“… sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre El. Porque en cuanto a que El murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto Él vive, vive para Dios (Romanos 6: 9-10)”.
Así que, entre el resucitado Señor Jesucristo y nosotros como creyentes cristianos, entre lo que predicamos y lo que creemos, está la celebración de nuestra fe Pascual. “De hecho, todo que existe en la Iglesia – los sacramentos, la doctrina, las instituciones – tiene su fuerza en la resurrección de Cristo” (P. Raniero Cantalamessa, “Vida en Cristo”, 67).
El Señor Jesucristo nos asegura que “Yo soy la Resurrección y la Vida. Quien cree en mí tendrá no morirá” (Juan 11: 25-26). ¿Existe una mejor invitación? ¿Habría alguna promesa mejor? ¿Podría haber mayor esperanza en este mundo nuestro? No puede ser ninguna sorpresa, entonces, darnos cuenta de que toda nuestra fe como católicos, como cristianos, depende de la verdad de la Pascua.
La fe en la Resurrección del Señor Jesucristo expresa la convicción tan profundamente que existe mucha más vida que nosotros vemos y sentimos en este mundo, que a pesar de la calidad de esta vida, con todos sus desafíos y momentos difíciles – a pesar de todas sus cruces – que viene una mejor vida gracias a la Resurrección de Cristo. El difunto y grande venerado arzobispo Fulton Sheen una vez reflexionó que “La Cruz tenía las preguntas; la Resurrección las contestó. La Cruz preguntó: ‘¿por qué Dios permitiría a la maldad y al pecado clavar a la Justicia a un árbol?’ La Resurrección contestó que ‘aquel pecado, después de haber hecho el peor que podía, se cansara y entonces estaría vencido por el Amor que es más fuerte que el pecado y la muerte’ (Fulton J. Sheen, “Cuaresma y la Sabiduría Pascual”, 110).
La Pascua permite a las personas de fe poder “volver allí, para ver a Jesús resucitado, y convertirse en testigos de su resurrección. No es un volver atrás, no es una nostalgia. Es volver al primer amor, para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos, a todos los extremos de la tierra” (Papa Francisco, “Homilía de la Vigilia Pascual”, 19 de abril del 2014).
¡Felices Pascuas!
Obispo David M. O’Connell, C.M.
Obispo de Trenton