Parroquia de Maryland ayuda parroquias hermanas en Nicaragua

July 29, 2019 at 12:37 p.m.

Por Kelly Sankowski

PRINCE FREDERICK, Maryland (CNS) -- Para muchos feligreses de la iglesia católica St. John Vianney en Prince Frederick, Maryland la violencia que está sucediendo en Nicaragua es más que los titulares que aparecen en las pantallas.

"La parroquia aquí está muy impactada", dijo padre el padre Dan Carson, el párroco. "La gente (está) preguntando constantemente sobre eso".

Por diez años, la parroquia ha estado trabajando con parroquias hermanas en San Juan de Limay y más recientemente en Estelí construyendo casas para los más pobres de los pobres de Nicaragua. Los feligreses de St. John Vianney recaudan dinero para construir casas sencillas de ladrillos y barro. Cada una cuesta unos $2,600. Al recaudar dinero, lo envían a sus parroquias hermanas.

Don Mueller, el feligrés de St. John Vianney que dirige el proyecto, dijo que desde que hay tanto desempleo en Nicaragua, el grupo no va allá a construir las casas, sino que le paga a un capataz y dos trabajadores para hacer la construcción. Las personas que reciben la casa ayudan en su construcción.

Cada casa mide 20 por 20 pies, aproximadamente el tamaño de la habitación principal de una casa en Estados Unidos, y no tiene electricidad, plomería interior ni agua potable. Sin embargo, tanto el padre Carson y Mueller dicen que las personas que reciben las casas dicen que para ellos son mansiones, ya que en muchos casos han estado viviendo en refugios triangulares hechos con materiales, incluso palos y bolsas plásticas.

Desde que St. John Vianney comenzó la obra en 2008, la parroquia ha construido unas 450 casas.

"Las personas que no tienen nada realmente valoran su fe, su familia y sus amigos", dijo el padre Carson al Catholic Standard, el periódico de la Arquidiócesis de Washington. "Ellos tienen una alegría que no tenemos en nuestro país porque nosotros tenemos tantas cosas. Ellos simplemente valoran las cosas pequeñas".

Mueller hace más o menos dos viajes al año a Nicaragua, junto con un grupo de otros ocho a 12 feligreses, para visitar a las familias cuyas casas han sido construidas y para orar con el comité que ayuda a seleccionar las familias que recibirán casas.

"Nuestra única regla es que tiene que ser la (familia) más pobres de las pobres, sin importar raza, religión, política ni nada como eso", dijo Mueller. "El comité las evalúa a todas y decide cuál es la más pobre de las pobres".

El viaje más reciente de ellos fue en enero y fue la primera vez que el padre Carson visitó, ya que él había sido asignado recientemente a la parroquia. Mientras estaban allí él bendijo las casas recién construidas.

Mueller recordó la fiel dedicación de la gente que conocieron en Nicaragua, que en muchos casos viven en zonas aisladas. Un hombre en particular que conocieron caminó tres horas y media con su guitarra para poder llegar a la iglesia y cantar en la Misa dominical.

El grupo de St. John Vianney tenía la intención de hacer otro viaje este verano pero no pudo hacerlo debido a preocupaciones de seguridad. El programa de vivienda continúa operando aunque los feligreses de St. John Vianney no puedan ir a visitar las parroquias ni a las familias.

En meses recientes los problemas políticos en el país han aumentado. Policías y paramilitares han asesinado a personas que protestan pacíficamente contra el régimen del presidente del país. Muchos de los manifestantes son estudiantes jóvenes.

Desde que las protestas comenzaron el 12 de abril el número de muertos ha llegado a 448, según grupos de derechos humanos del país. Ortega ha etiquetado a los clérigos católicos como enemigos y a los que los apoyan como terroristas.

El obispo Juan Abelardo Mata Guevara de Estelí, a quien el grupo de St. John Vianney siempre visita cuando va a Nicaragua, ha sido atacado y le han disparado en varias ocasiones. Según ellos entienden, los feligreses de sus dos parroquias hermanas todavía están bien.

"El obispo Mata se ha convertido en un amigo a través de los años", dijo Mueller. "Él ha sido atacado y le han disparado y ha sido amenazado por el gobierno y eso duele mucho. Lo considero un amigo, él ha estado en los (Estados Unidos), ha estado en nuestra parroquia, ha estado a mi casa".

Para ayudar a sus amigos desde lejos, los donantes de la parroquia St. John Vianney le enviaron $20,000 al obispo Mata para ser usados a su discreción para casos de emergencia, enviados en pagos pequeños para no levantar sospecha.

Un día después que el dinero llegó, Ortega ordenó que el hospital público no atendiera a los manifestantes heridos, de modo que el obispo Mata los atendió en la escuela de medicina que había abierto con medicamento comprado con el dinero que St. John Vianney había enviado.

Él dijo que era "un milagro que el dinero llegara el día anterior", dijo Mueller.

Ahora el gobierno nicaragüense ha declarado terrorista a todo médico que atiende a los manifestantes heridos.

St. John Vianney recaudó en el pasadía parroquial $464 para el proyecto de vivienda. Además, en solidaridad con los que enfrentan la violencia, la parroquia está rezando la oración a san Miguel al mismo momento en que el obispo y los sacerdotes de Nicaragua rezan la misma oración.

El padre Carson comentó que las circunstancias son particularmente tristes para un país tan pobre donde es tan duro "ver la gente que no tiene nada allí herida aún más".

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"La parroquia aquí está muy impactada", dijo padre el padre Dan Carson, el párroco. "La gente (está) preguntando constantemente sobre eso".

Por diez años, la parroquia ha estado trabajando con parroquias hermanas en San Juan de Limay y más recientemente en Estelí construyendo casas para los más pobres de los pobres de Nicaragua. Los feligreses de St. John Vianney recaudan dinero para construir casas sencillas de ladrillos y barro. Cada una cuesta unos $2,600. Al recaudar dinero, lo envían a sus parroquias hermanas.

Don Mueller, el feligrés de St. John Vianney que dirige el proyecto, dijo que desde que hay tanto desempleo en Nicaragua, el grupo no va allá a construir las casas, sino que le paga a un capataz y dos trabajadores para hacer la construcción. Las personas que reciben la casa ayudan en su construcción.

Cada casa mide 20 por 20 pies, aproximadamente el tamaño de la habitación principal de una casa en Estados Unidos, y no tiene electricidad, plomería interior ni agua potable. Sin embargo, tanto el padre Carson y Mueller dicen que las personas que reciben las casas dicen que para ellos son mansiones, ya que en muchos casos han estado viviendo en refugios triangulares hechos con materiales, incluso palos y bolsas plásticas.

Desde que St. John Vianney comenzó la obra en 2008, la parroquia ha construido unas 450 casas.

"Las personas que no tienen nada realmente valoran su fe, su familia y sus amigos", dijo el padre Carson al Catholic Standard, el periódico de la Arquidiócesis de Washington. "Ellos tienen una alegría que no tenemos en nuestro país porque nosotros tenemos tantas cosas. Ellos simplemente valoran las cosas pequeñas".

Mueller hace más o menos dos viajes al año a Nicaragua, junto con un grupo de otros ocho a 12 feligreses, para visitar a las familias cuyas casas han sido construidas y para orar con el comité que ayuda a seleccionar las familias que recibirán casas.

"Nuestra única regla es que tiene que ser la (familia) más pobres de las pobres, sin importar raza, religión, política ni nada como eso", dijo Mueller. "El comité las evalúa a todas y decide cuál es la más pobre de las pobres".

El viaje más reciente de ellos fue en enero y fue la primera vez que el padre Carson visitó, ya que él había sido asignado recientemente a la parroquia. Mientras estaban allí él bendijo las casas recién construidas.

Mueller recordó la fiel dedicación de la gente que conocieron en Nicaragua, que en muchos casos viven en zonas aisladas. Un hombre en particular que conocieron caminó tres horas y media con su guitarra para poder llegar a la iglesia y cantar en la Misa dominical.

El grupo de St. John Vianney tenía la intención de hacer otro viaje este verano pero no pudo hacerlo debido a preocupaciones de seguridad. El programa de vivienda continúa operando aunque los feligreses de St. John Vianney no puedan ir a visitar las parroquias ni a las familias.

En meses recientes los problemas políticos en el país han aumentado. Policías y paramilitares han asesinado a personas que protestan pacíficamente contra el régimen del presidente del país. Muchos de los manifestantes son estudiantes jóvenes.

Desde que las protestas comenzaron el 12 de abril el número de muertos ha llegado a 448, según grupos de derechos humanos del país. Ortega ha etiquetado a los clérigos católicos como enemigos y a los que los apoyan como terroristas.

El obispo Juan Abelardo Mata Guevara de Estelí, a quien el grupo de St. John Vianney siempre visita cuando va a Nicaragua, ha sido atacado y le han disparado en varias ocasiones. Según ellos entienden, los feligreses de sus dos parroquias hermanas todavía están bien.

"El obispo Mata se ha convertido en un amigo a través de los años", dijo Mueller. "Él ha sido atacado y le han disparado y ha sido amenazado por el gobierno y eso duele mucho. Lo considero un amigo, él ha estado en los (Estados Unidos), ha estado en nuestra parroquia, ha estado a mi casa".

Para ayudar a sus amigos desde lejos, los donantes de la parroquia St. John Vianney le enviaron $20,000 al obispo Mata para ser usados a su discreción para casos de emergencia, enviados en pagos pequeños para no levantar sospecha.

Un día después que el dinero llegó, Ortega ordenó que el hospital público no atendiera a los manifestantes heridos, de modo que el obispo Mata los atendió en la escuela de medicina que había abierto con medicamento comprado con el dinero que St. John Vianney había enviado.

Él dijo que era "un milagro que el dinero llegara el día anterior", dijo Mueller.

Ahora el gobierno nicaragüense ha declarado terrorista a todo médico que atiende a los manifestantes heridos.

St. John Vianney recaudó en el pasadía parroquial $464 para el proyecto de vivienda. Además, en solidaridad con los que enfrentan la violencia, la parroquia está rezando la oración a san Miguel al mismo momento en que el obispo y los sacerdotes de Nicaragua rezan la misma oración.

El padre Carson comentó que las circunstancias son particularmente tristes para un país tan pobre donde es tan duro "ver la gente que no tiene nada allí herida aún más".

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