La Congregación para la Doctrina de la Fe se dirige a los movimientos eclesiales y su relación dentro de la institución de la Iglesia: una breve explicación

July 29, 2019 at 12:37 p.m.
La Congregación para la Doctrina de la Fe se dirige a los movimientos eclesiales y su relación dentro de la institución de la Iglesia: una breve explicación
La Congregación para la Doctrina de la Fe se dirige a los movimientos eclesiales y su relación dentro de la institución de la Iglesia: una breve explicación

Bishop David M. O'Connell, C.M.

El 14 de marzo del 2016, nuestro santo padre, el Papa Francisco, aprobó una carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe que se envió el 14 de junio a los obispo de la Iglesia Católica. Titulada, Iuvenescit Ecclesia (La Iglesia Rejuvenece), esta carta se trata de la relación entre la jerarquía de la Iglesia y los fieles que pertenecen a los grupos y asociaciones de los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades dentro la Iglesia. A medida que la cantidad de estos grupos aumenta gracias a los “dones carismáticos” percibidos por sus miembros en recientemente, la Santa Cede intenta ahora identificar y encontrar estos “dones” dentro de la institución o jerarquía de la Iglesia precisamente como expresiones de la obra del Espíritu Santo que vivifica y anima la misión eclesial a evangelizar.

Los dones carismáticos siempre han estado presentes en la Iglesia y han sido primordiales a su crecimiento en cada etapa de su existencia. La carta enfatiza la importancia de los grupos que se enfocan en estos dones para que los ejerzan en comunión con Dios y en comunión con los fieles. El papel de la jerarquía ha sido y siempre será también primordial dentro de la Iglesia, con sus propios dones jerárquicos que vienen con el sacramento del Orden Sacerdotal. Uno de esos dones es la responsabilidad de vigilar las actividades pastorales de la Iglesia para autentificar y y asegurar que sean fieles y que su servicio de fruto a la misión de la Iglesia. La Santa Cede reconoce los “dones carismáticos” y los “dones jerárquicos” como “coesenciales” al predicar el Evangelio de Cristo y construir la comunidad de fe y, últimamente, el Reino de Dios, aunque ambos sean distintos y diferentes en su forma y su visión.

Ambos tipos de “dones” tienen sentido basado en las Escrituras y en la tradición de la Iglesia, en su teología y su eclesiología, y no son opuestos en sí. De hecho, su presencia mutua debe dirigirse a la unidad de la fe católica y la práctica también. La ausencia de alguna forma de unidad, sin embargo, es una señal que requiere más discernimiento sobre la presencia y la obra del Espíritu Santo de parte de ambos, los fieles y la jerarquía, especialmente en la nivel local de la Iglesia donde los “dones carismáticos” se revelan y donde empieza el servicio eclesial que buscan ofrecer desde un principio.

Iuvenescit Ecclesia es un documento teológico y profundamente espiritual, rico con referencias a las Escrituras, a los Padres de la Iglesia y a la experiencia vivida de la Iglesia. Por eso, merece ser leído cuidadosamente y comprensivamente. A su vez, la carta se habla del panorama eclesial actual tomando en consideración la profunda motivación espiritual personal contemporánea. Se puede encontrar el documento entero en la página web del Vaticano, www.vatian.va.

El discernimiento de los “dones carismáticos” con el fin de establecer grupos o asociaciones de movimientos eclesiales y nuevas comunidades de fieles dentro de la comunidad de la Iglesia aprobados a través de los “dones jerárquicos” dentro de la comunidad de la Iglesia siguen los siguientes criterios:

1. La primacía de la vocación de cada cristiano hacia la santidad; 2. El compromiso a compartir el Evangelio; 3. Profesar la fe católica; 4. Atestiguar a la comunión verdadera con la Iglesia entera; 5. Reconocer y respetar la complementariedad recíproca de otros elementos carismáticos en la Iglesia; 6. Aceptar los momentos de dificultad en el discernimiento de carisma; 7. La presencia de los frutos espirituales como la caridad, la alegría, la paz y una cierta madurez; 8. La dimensión social de la evangelización.

La relación entre los dones carismáticos y los dones jerárquicos se debe tratar de respeto mutuo. El derecho de la Iglesia provee la estructura jurídica para esta relación y para garantizar que sea verdaderamente eclesial y organizada dentro de la misión de la Iglesia. La Santa Cede concluye esta carta encomendando esta relación a la oración y la protección de María, Madre de la Iglesia.

 

El Reverendísimo David M. O’Connell, C.M.

Obispo de Trenton

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Los dones carismáticos siempre han estado presentes en la Iglesia y han sido primordiales a su crecimiento en cada etapa de su existencia. La carta enfatiza la importancia de los grupos que se enfocan en estos dones para que los ejerzan en comunión con Dios y en comunión con los fieles. El papel de la jerarquía ha sido y siempre será también primordial dentro de la Iglesia, con sus propios dones jerárquicos que vienen con el sacramento del Orden Sacerdotal. Uno de esos dones es la responsabilidad de vigilar las actividades pastorales de la Iglesia para autentificar y y asegurar que sean fieles y que su servicio de fruto a la misión de la Iglesia. La Santa Cede reconoce los “dones carismáticos” y los “dones jerárquicos” como “coesenciales” al predicar el Evangelio de Cristo y construir la comunidad de fe y, últimamente, el Reino de Dios, aunque ambos sean distintos y diferentes en su forma y su visión.

Ambos tipos de “dones” tienen sentido basado en las Escrituras y en la tradición de la Iglesia, en su teología y su eclesiología, y no son opuestos en sí. De hecho, su presencia mutua debe dirigirse a la unidad de la fe católica y la práctica también. La ausencia de alguna forma de unidad, sin embargo, es una señal que requiere más discernimiento sobre la presencia y la obra del Espíritu Santo de parte de ambos, los fieles y la jerarquía, especialmente en la nivel local de la Iglesia donde los “dones carismáticos” se revelan y donde empieza el servicio eclesial que buscan ofrecer desde un principio.

Iuvenescit Ecclesia es un documento teológico y profundamente espiritual, rico con referencias a las Escrituras, a los Padres de la Iglesia y a la experiencia vivida de la Iglesia. Por eso, merece ser leído cuidadosamente y comprensivamente. A su vez, la carta se habla del panorama eclesial actual tomando en consideración la profunda motivación espiritual personal contemporánea. Se puede encontrar el documento entero en la página web del Vaticano, www.vatian.va.

El discernimiento de los “dones carismáticos” con el fin de establecer grupos o asociaciones de movimientos eclesiales y nuevas comunidades de fieles dentro de la comunidad de la Iglesia aprobados a través de los “dones jerárquicos” dentro de la comunidad de la Iglesia siguen los siguientes criterios:

1. La primacía de la vocación de cada cristiano hacia la santidad; 2. El compromiso a compartir el Evangelio; 3. Profesar la fe católica; 4. Atestiguar a la comunión verdadera con la Iglesia entera; 5. Reconocer y respetar la complementariedad recíproca de otros elementos carismáticos en la Iglesia; 6. Aceptar los momentos de dificultad en el discernimiento de carisma; 7. La presencia de los frutos espirituales como la caridad, la alegría, la paz y una cierta madurez; 8. La dimensión social de la evangelización.

La relación entre los dones carismáticos y los dones jerárquicos se debe tratar de respeto mutuo. El derecho de la Iglesia provee la estructura jurídica para esta relación y para garantizar que sea verdaderamente eclesial y organizada dentro de la misión de la Iglesia. La Santa Cede concluye esta carta encomendando esta relación a la oración y la protección de María, Madre de la Iglesia.

 

El Reverendísimo David M. O’Connell, C.M.

Obispo de Trenton

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