CHALATENANGO,
El Salvador (CNS) – Informes preliminares en El Salvador confirman lo que la
mayoría en el país señalaron que querían y lo que algunos temían: la
consolidación del poder en manos de una sola persona.
Las
primeras proyecciones de los resultados de las elecciones del 28 de febrero en
El Salvador muestran al partido conservador Nuevas Ideas en camino a ganar la
mayoría de los escaños en la Asamblea Legislativa de El Salvador. Esto daría al
fundador de Nuevas Ideas, el presidente salvadoreño Nayib Bukele, lo
equivalente del poder absoluto, si la mayoría de los legisladores se lo dan.
Aunque
Bukele había alegado fraude en las elecciones antes de que la votación se
llevara a cabo, su partido derrotó rotundamente a candidatos de los dos grupos
principales que han gobernado El Salvador durante décadas. Además de controlar
el poder legislativo, se cree que Nuevas Ideas también ha capturado 13 de los
14 municipios principales de El Salvador, si no todos.
Algunos
dicen que los resultados de la votación tienen más que ver con la popularidad
del presidente, que de cualquier agenda política de Nuevas Ideas.
"Votaron
por Nayib Bukele, no por el candidato", le dijo al periódico La Prensa
Gráfica Roberto Aquino, alcalde de Sonsonate, quien perdió ante un candidato de
Nuevas Ideas.
Aquino,
miembro de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), uno de los partidos
gobernantes del país en elecciones pasadas, le dijo al periódico que era una de
las "víctimas del aparato del Estado" dirigido por Bukele. La campaña
del presidente se enfocó en las redes sociales y una avalancha de anuncios de
televisión y periódicos patrocinados por el estado que decían a los votantes
que votaran por el partido con la "N de Nayib", atacando a los
partidos gobernantes sin exponer realmente una agenda política.
La nueva
mayoría de Bukele, que ocuparán sus puestos en la asamblea el 1 de mayo, coloca
a El Salvador en una "circunstancia preocupante", dijo Carmen
Marroquín, una abogada católica de San Salvador, a Catholic News Service
el 3 de marzo.
"No
hay un contrapeso", dijo, por que esta mayoría le dará a Bukele los votos
que necesita en la asamblea legislativa para aprobar un nuevo fiscal general y
magistrados de la Corte Suprema, entre otros altos cargos de las instituciones
del país.
Aunque
Nuevas Ideas se formó hace menos de tres años, los nuevos diputados del partido
en la asamblea también le darán al presidente el poder de cambiar la
constitución del país, aprobar el presupuesto a su gusto, así como darle el
poder de suspender las garantías constitucionales.
Antes de
las elecciones de 2021, ARENA y el partido de izquierda Frente Farabundo Martí
para la Liberación Nacional bloquearon medidas y cuestionaron los gastos
propuestos por Bukele, quien una vez envió soldados armados al recinto de la
asamblea legislativa, tratando de presionar a los legisladores para que
aprobaran un préstamo de $109 millones que dijo que necesitaba para la
seguridad nacional. Este evento de febrero de 2020 fue condenado
internacionalmente y planteó dudas sobre la estabilidad de Bukele.
El padre
jesuita José María Tojeira, del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad
Centroamericana José Simeón Cañas, dijo recientemente que la única razón por la
que un golpe de estado no tuvo éxito ese día fue porque la embajada de Estados
Unidos intervino.
Sin
embargo, dentro de El Salvador, las masas han seguido apoyando al presidente.
"El
pueblo se sintió traicionado" por los dos partidos gobernantes del pasado,
sostuvo Patricia Lazo, una católica de Soyapango que apoya a Bukele y Nuevas
Ideas.
Dijo que
muchos salvadoreños sentían que estaban "en un túnel sin salida, sin
esperanza; ya habíamos entregado nuestra confianza a ambos partidos...pero
ambos fallaron en muchos sentidos".
Miembros
del FMLN y ARENA han enfrentado cargos de corrupción, y salvadoreños como Lazo
sintieron que estaban solos frente a la violencia de las pandillas, la falta de
empleo, educación, y la desintegración de familias debido a la emigración. Y
entonces apareció la "figura joven, decidida" de Bukele, acotó Lazo.Sin
embargo, lo que algunos ven como decisivo, otros lo ven como autoritario.
"Hay
una gran porción de la población que obviamente simpatiza y se siente de
acuerdo y cree en lo que el presidente y su gobierno hace, pero también existen
personas que consideran que nosotros estamos marcando ya una dictadura por la
manera en que él ha actuado, por la manera en cómo él ha dado tratamiento
algunas decisiones. La gente piensa que podemos estar en peligro", dijo
Marroquín.
Entre ellos
se encuentran algunos legisladores estadounidenses, quienes el 24 de febrero
enviaron una carta al secretario de estado de Estados Unidos, Antony Blinken,
expresando serias preocupaciones sobre las amenazas a la democracia bajo
Bukele. Ellos dijeron que, si bien la estrategia de la administración de Joe
Biden hacia El Salvador debe ofrecer apoyo a las iniciativas regionales,
"no debe reforzar inadvertidamente los sistemas individuales no
democráticos o corruptos".
El senador
demócrata Ben Cardin de Maryland criticó a Bukele en Twitter el 27 de febrero,
y le dijo que "pusiera fin a la promoción del vitriolo".
"Sabemos
muy bien lo que puede suceder cuando los presidentes incitan a la violencia y
siembran la desconfianza en las instituciones", le tuiteó Cardin
directamente al presidente salvadoreño.
Bukele ha
atacado verbalmente a miembros de la prensa, opositores, e incluso miembros de
la Iglesia Católica cuando ellos han pedido transparencia. Pero el grado de los
ataques aumentó a un nuevo nivel a fines de enero, cuando se le disparó a una
caravana de simpatizantes del FMLN, matando a dos e hiriendo a varios civiles.
Personal del gobierno fueron arrestados en el ataque y uno de los presuntos
perpetradores murió más tarde en un hospital.
"Se ha
sentido un cierto temor en hacer ciertas observaciones objetivas", sobre
todo si suenan como si pudieran ser críticas dirigidas al presidente, dijo
Marroquín.
Cuando el
cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez pidió a la administración de Bukele
que escuchara a todos los sectores, que fuera colaboradora y no conflictiva,
provocó la ira de los partidarios de Nuevas Ideas, incluso muchos católicos.
Los obispos del país tuvieron que emitir un comunicado pidiendo que pararan los
ataques en línea en contra del cardenal.
Marroquín
dijo que lo que había hecho el cardenal no era diferente de lo que habían hecho
los líderes católicos en el pasado, incluso San Óscar Romero, quien veló por
los derechos humanos de los oprimidos durante un tiempo tenso que finalmente
condujo al inicio de la guerra civil en El Salvador.
Pero Lazo
dijo que votó para darle a Bukele – "a pesar de todos sus defectos e
inexperiencia" – la oportunidad de cambiar el país, apostando por la
visión que presenta en sus comerciales, que capturan lo que muchos quieren
desesperadamente para El Salvador: "que él también quería algo mejor para
su país", dijo Lazo a CNS el 3 de marzo.
Pero otros
dicen que lo que escuchan se parece más al sonido de los tambores de guerra del
pasado.
En un
programa de televisión local del 28 de febrero, el Obispo de Chalatenango,
Monseñor Oswaldo Escobar, dijo que, de adulto, nunca había experimentado
"un ambiente tan polarizado como hoy" en el país, que se parece mucho
al de la década de los 1970 en El Salvador, justo antes del inicio de una
guerra que duró oficialmente 12 años.
El obispo,
quien experimentó la guerra de niño, animó a salvadoreños a mantener la calma,
buscar la fraternidad y respetar "al otro que no piense como usted".
"Si
escuchamos el mensaje de San Óscar Romero, nos diría los mismo: vamos al
diálogo, vamos a la reconciliación", dijo el obispo durante el programa de
televisión. "No nos vayamos por la confrontación porque eso nunca nos hace
bien".